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Mater Christi, Meditaciones Diarias | por Emilio Castrillón Hernández

  • Meditación del día:

Buenos días.

Hoy Memoria de San Juan de Ávila, sacerdote español, Doctor de la Iglesia y Patrono del clero secular español.

Había nacido en Almodóvar del Campo (Ciudad Real) en 1499; cuando le ordenaron sacerdote, en 1526, habían fallecido ya sus padres y en su primera Misa asistieron doce pobres que comieron a su mesa. El Padre Juan de Ávila repartió sus bienes a los pobres y se entregó a la oración y a la enseñanza del catecismo.

El año 1535, llamado por el obispo, marchó a Córdoba donde conoció a fray Luis de Granada. Allí organizó predicaciones por los pueblos obteniendo muchas conversiones de personas importantes.
Dedicó también mucho tiempo al clero Al año siguiente, se desplazó a Granada a donde fue llamado para ayudar al arzobispo Gaspar de Ávalos en la fundación de la universidad. En esa ciudad tuvo lugar la conversión de san Juan de Dios, quien después de haber escuchado la predicación del padre Juan de Ávila decidió dedicar su vida a los pobres, enfermos y menesterosos.

El grupo sacerdotal de Juan de Ávila se formó en Granada hacia el año 1537. Los sacerdotes operarios, que se dedicaban a la predicación, vivían en comunidad, bajo la obediencia del maestro Ávila. Él les aconsejaba robustecer su vida interior: recibir frecuentemente la confesión y comunión, hacer dos horas de oración de mañana y tarde, y estudiar el Nuevo Testamento. Juan también acudió a Baeza (Jaén) en 1539, donde ayudó en la fundación de la Universidad, quizá su fundación más célebre.

Desde 1551 comenzó a sentirse enfermo. Las molestias de su enfermedad le obligaron a residir en Montilla hasta su muerte, 10 de mayo de 1569. Su retiro le dio la posibilidad de escribir con calma sus cartas y preparar mejor sus sermones y tratados. Las cartas de Juan de Ávila llegaban a todo rincón de España e incluso de Roma.
Estuvo relacionado con grandes santos del siglo de oro español: Juan de Dios, Ignacio de Loyola, Francisco de Borja, Teresa de Jesús. Esta última le dio a examinar el libro de su vida.

Hoy hemos de mostrar el amor a los Sacerdotes, Ministros del Señor, que sin ellos no podemos acceder a los Sacramentos. Recemos por su santidad de vida y demos gracias a Cristo Resucitado, porque nos dejó su Gracia que tan generosamente la distribuyen sus sacerdotes.

Recemos por su perseverancia y encomendémoslos al gran Amor que la Santísima Virgen María tiene por cada uno de ellos. AMÉN.


Emilio Castrillón
MATER CHRISTI
Madrid - España



Meditaciones: Virtudes

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