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Mater Christi, Meditaciones Diarias | por Emilio Castrillón Hernández

  • Meditación del día:

Buenos días.

Hoy se celebra la Memoria del religioso de la Orden de San Juan de Dios, Juan Grande.

San Juan Grande nació en Carmona (Sevilla, España) en 1546. Era un religioso de gran hondura humana y con un elevado perfil místico, se le considera un pionero de la asistencia entre los Hermanos de San Juan de Dios, un hombre de Dios en el cual la mística y la ciencia encuentran una sintonía perfecta en el lenguaje sencillo de la caridad y del amor. Vivió unos tiempos difíciles, una época en la cual la brecha entre ricos y pobres era insalvable. Juan Grande basó toda su existencia en Dios.

En la primera fase de su vida, lo vemos cuan ermitaño en búsqueda de Dios en la oración y en la soledad; un ermitaño peculiar, atento a los signos de los tiempos.

En su vida de oración y penitencia jamás alejó su mirada de la realidad aislándose del mundo; al contrario, supo ver las realidades de dolor, sufrimiento y marginación imperantes en su entorno. Sólo las personas con una espiritualidad profunda y con una sensibilidad particular logran sentir las necesidades reales y existenciales de la vida. Podemos definirle como un auténtico místico de la hospitalidad; toda obra nueva de Dios tiene su origen en una visión mística de la realidad.

Juan el Pecador, así se hacía llamar, pasó de una experiencia de clausura y aislamiento a ocuparse de los pobres, de los enfermos, de los presos, de los marginados y de los incurables en una época marcada por las carestías, las epidemias y la miseria.

Su carácter fuerte y espiritual, sus capacidades organizativas y emprendedoras, lo llevaron a aceptar el mandato de reformar y reorganizar la realidad sanitaria de Jerez de la Frontera (Cádiz, España), asumiendo una postura muy firme contra los abusos de poder y contra el despilfarro de los recursos procedentes de las limosnas y de los donativos a favor de los hospitales.

Pasó toda su vida en el apostolado de la caridad, en la "gestión” de sus hospitales y en la oración hasta deshacerse sirviendo al prójimo, contrajo la peste mientras curaba a enfermos en Jerez de la Frontera (España), murió con 54 años.

Fue beatificado por Pio IX el 3 de noviembre de 1853 y canonizado por San Juan Pablo II el 2 de junio de 1996.
Un ejemplo más de que es posible conjugar las atenciones materiales y humanas, con la más alta espiritualidad personal.

Pues pidamos su ayuda para poder aprender a ser todo para los hermanos siéndolo todo para Dios. AMÉN.


Emilio Castrillón
MATER CHRISTI
Madrid - España



Meditaciones: Santos


11/10/2019 04/10/2019 27/09/2019


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