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Mater Christi, Meditaciones Diarias | por Emilio Castrillón Hernández

  • Meditación del día:

Buenos días.

Hoy celebramos la memoria de San Ireneo de Lyon, conocido como san Ireneo, fue obispo de la ciudad de Lyon desde 189 hasta su muerte. Considerado como el más importante adversario del gnosticismo del siglo II. Su obra principal es Contra las herejías. El Papa Francisco lo declaró Doctor de la Iglesia, con el título de "Doctor unitatis”.

Entre sus reflexiones encontramos: "La obligación del cristiano no es más que la de estar en constante preparación para la muerte”. No parece que sea este pensamiento prioritario para los cristianos actuales, por lo menos no se manifiesta o exterioriza.
Es evidente que las personas tienen conocimiento de que cada una ha de pasar por el tránsito de la muerte, pero, en cambio, parece que sea el tema que menos interesa mantener presente y menos que sea motivo de conversación.

No deja de ser triste que una de las verdades más evidente que hay en la vida humana, se la quiera dar de lado u ocultar cuando menos.Desde la condición de creyentes, los Novísimos son las verdades de fe que se han de encarar en las postrimerías de esta jornada terrenal, y hacer por ignorarlos es un flaco servicio que se hace a uno mismo, ya que al no querer mantener la memoria de esta realidad que habrá que encarar, más pronto que tarde,  pues por muchos que sean los años de vida que queden al presente, será pronto, y cuando hay que afrontar una situación desde la ignorancia absoluta, porque se ha querido así, lógicamente será más difícil y penoso.

Ante los Novísimos: Muerte, Juicio, Cielo e Infierno, se debe, en primer lugar, tener un gran respeto, pues son, los dos primeros, las puertas a la eternidad, algo que tampoco gusta considerar, y ahí, sin posibilidad de retorno, estará el destino de eternidad: Cielo o Infierno.

¿Cómo es posible que las personas, ante realidades tan definitivas no sean capaces de encarar, reflexionar y actuar, sabiendo que morir hemos de morir y que el Juicio depende de la vida actual, de vivir y hacer el bien cara a Dios, o de vivir y hacer el mal en la ofensa reiterada a Dios por el pecado?

Conviene atender a lo que propone San Irineo como obligación del cristiano, que la plantea como exclusiva, de estar en constante preparación para la muerte.

Busquemos en Maria, nuestra Madre y nuestra Guía, la ayuda necesaria para atender la advertencia de este Doctor de la Iglesia, San Ireneo de Lyon. AMÉN.


Emilio Castrillón
MATER CHRISTI
Madrid - España



Meditaciones: Santos


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