Buenos días.
Hoy la Iglesia Católica celebra la fiesta de San Vicente de Paúl, aquel sacerdote francés del siglo XVII que tuvo una vida totalmente entregada a los pobres y a la formación de los sacerdotes.
Es el padre de la amplísima familia vicenciana que comprende: la Congregación de la Misión, la Compañía de las Hijas de la Caridad, la Asociación Internacional de Caridad, la Sociedad de San Vicente de Paúl, la Juventud Mariana o Juventudes Marianas Vicencianas y la Asociación de la Medalla Milagrosa.
Si alguien quiere conocer bien lo que son los pobres para Jesús, así como el comportamiento que se debe tener con ellos, que beba de la doctrina de San Vicente de Paúl; no quedará defraudado.
Traigo un pensamiento que les transmite a sus Misioneros: "Ten cuidado contigo, no vayas a deshacer con tu conducta lo que edificaste con tu predicación”.
Algo que sirve para todas las personas, pues aunque en la teoría está muy claro, no tanto así, se cuidan en la vida real los comportamientos y todo lo que con ellos conllevan.
Es una advertencia que podemos considerar en la propia vida.
Recemos a San Vicente de Paúl para que nos ayude a todos a ser humildes y trabajar desde el silencio de una vida entregada como lo supo tener él, de la mano de la Virgen de la Medalla Milagrosa.
Y reza a Dios Padre, que nos ayude a salir de los propios egoísmos y seguir las huellas de su Amadísimo Hijo Jesucristo. AMÉN.
Emilio Castrillón
MATER CHRISTI
Madrid - España
Buenos días en el Día del Señor.
Este año, al ser domingo la Solemnidad de San José, se traslada la Fiesta Litúrgica al día siguiente, 20 de marzo.
El camino propio de la Cuaresma, camino de conversión, es ciertamente lento, porque está sometido a los vaivenes de la vida y naturaleza humana, pero ello no importa porque lo que interesa es conseguir el cambio personal que conlleva la conversión.
Lo que sí han de ser conscientes las personas es que esos hábitos buenos, que alcanzarán la conversión del corazón, se adquieren poco a poco, frente a los malos hábitos en los que se caen sin darse cuenta, como suele decirse, se cae de cabeza en ellos.
Estas consideraciones son la realidad que conviene encararla sin reservas, pues ya conocemos la habilidad de las personas para desfigurar la situación que están viviendo, en cada momento o circunstancia.
Este día, domingo, dedicado al Señor según el tercer Mandamiento de la Ley de Dios: Santificar las Fiestas, se ha dedicar al culto divino, a la oración, al encuentro con Dios en la Celebración de la Santa Misa, a la reflexión..., el mayor tiempo posible, para poder ir asentando todos los esfuerzos que se hagan por avanzar en el consejo evangélico: "Sed perfectos como vuestro Padre Celestial es perfecto” (Mt 5,48).
Y reza sin demora al Señor Resucitado por todas las intenciones de los Hermanos que volvemos a encontrarnos en torno a María, nuestra Madre y nuestra Guía. AMÉN.
Emilio Castrillón
MATER CHRISTI
Madrid - España
Buenos días.
Mark Twain escribió esta sentencia: "Una mentira puede correr seis veces por el mundo antes de que la verdad haya tenido tiempo de ponerse los pantalones”.
Parece interesante para reflexionar sobre algo, que ya hemos tratado en otras ocasiones, como es la mentira.
Resulta curioso comprobar cómo la mentira es dinámica, rápida en su propagación, se transmite con una facilidad asombrosa, llevando, lógicamente, a la persona a la confusión casi sin darse cuenta.
Moralmente es nociva y además punible, pues sabemos que el octavo mandamiento de la Ley de Dios exige ‘no mentir’, pero es curioso como en nuestro tiempo y en nuestro entorno se acepta la mentira de la forma más natural.
La mentira es algo grave cuando arrastra a personas ignorantes o de pocas luces al error, y hasta a la equivocación en lo que es la vida más inmediata.
Resulta ser un pecado que se practica con gran frivolidad y hasta a veces con alevosía, arrastrando al error, como ya hemos dicho, a quien es víctima de la mentira que se trate.
Pero lo que realmente es grave que haya una permisividad tan grande ante la mentira, de forma que se tolere sin que se la denuncie, hasta el punto que en no pocas ocasiones la mentira termine tapando o ahogando la verdad que se antepone a esa mentira.
La verdad es luz, la mentira es tiniebla; pues llega a prevalecer ésta sobre aquella, de forma que la luz queda oculta por la oscuridad de las tinieblas.
¿Qué está pasando en la conciencia de las personas?
¿Hasta dónde va a llegar el subvertir, el alterar, el transformar la realidad de lo establecido?
Esta clave que se ha abierto camino de una forma tan dura como real, ¿hasta dónde nos llevará?
Acabo con una pregunta muy personal: ¿Qué es realmente la verdad para ti? ¿La amas?
Escucha al Señor Jesucristo: "Yo soy el camino, la verdad y la vida” (Jn 14,6).
No dejes de rezar hoy a San José en favor de las necesidades espirituales y materiales de los Hermanos, que aquí volvemos a encontrarnos en torno a su Santísima Esposa. AMÉN.
Emilio Castrillón
MATER CHRISTI
Madrid - España
Buenos días.
Enumerábamos ayer los cinco mandamientos de la Santa Madre Iglesia con el ánimo de que reflexionemos sobre ellos: lo que significan, lo que piden y lo que ofrecen.
Los mandamientos son preceptos que obligan a los que están sujetos a quien por su autoridad los ha formulado y emitido; en este caso la Iglesia Católica.
No hace falta decir que obliga a todos y cada uno de los miembros de la Iglesia, a cuantos han sido incorporados a ella mediante el Bautismo.
Pero más allá del aspecto jurídico, hemos de mirar algo tan sencillo como es la actitud de la propia persona.
En cualquier aspecto de la vida que miremos, solo se acepta y se es fiel a aquello que se AMA, porque por unas razones u otras se puede haber aceptado el compromiso que se quiera: matrimonio, ordenación sacerdotal, vida consagrada, etc., que conlleva cada uno las exigencias propias del estado de vida que se trate, con el vínculo jurídico que se corresponda también, pero si la antorcha del AMOR, que se encendió para adoptar el estilo de vida que se trate, no se mantiene vigorosa y ardiendo con fuerza día tras día, el compromiso decaerá y se extinguirá la razón por la que se aceptó el compromiso.
Se podrá mantener la condición de lo que se trate: casado, sacerdote, religioso u otra situación vinculante, pero será pura apariencia porque se ha dejado extinguir el AMOR que le dio razón de ser, sin entrar ahora en razones, causas o justificaciones de todo tipo que se pueden esgrimir con mayor o menor razón.
Pues, concluyendo, si el AMOR que el bautizado tiene a la Iglesia no es auténtico y vigoroso, no se espere que observe ni cumpla sus Mandamientos, y lo que será peor es que los ridiculice porque piensa e incluso expresa que ‘no le dicen nada, que todavía los de la Ley de Dios tienen otra entidad humana y antropológica’.
Por ello, antes de entrar a considerar cada mandamiento de la Iglesia, os planteo esta simple cuestión: ¿Amas a la Iglesia lo suficiente como para que le encuentres sentido observar sus Mandamientos? Ahí lo dejo.
Reza al Señor Jesús Sacramentado, como cada jueves, por todas las necesidades de los Hermanos, entre las que están las tuyas, para encontrar las gracias que necesitan y ver la mejor solución de ellas, sabiendo que María, nuestra Madre y nuestra Guía, también está nuestro lado.
Emilio Castrillón
MATER CHRISTI
Madrid - España
Buenos días.
Durante varios meses fuimos considerando los Mandamientos de la Ley de Dios, que ahora estarán viniendo bien en este camino cuaresmal que tanto nos urge a la conversión de vida.
Pues bien, los católicos tenemos otros Mandamientos que igualmente debemos observar, me refiero a los denominados ‘Mandamientos de la Santa Madre Iglesia’, que son cinco y que, por supuesto, conviene recordarlos:
1º.- Oír Misa entera los Domingos y las Fiestas de guardar
2º.- Confesar los pecados mortales al menos una vez en el año, en peligro de muerte o si se ha de comulgar
3º.- Comulgar por Pascua de Resurrección
4º.- Ayunar cuando lo manda la Santa Madre Iglesia
5º.- Ayudar a la Iglesia en sus necesidades
Si se ven con detenimiento, podremos darnos cuenta que no parece que los católicos tengamos muy presente lo que son y la importancia que tienen, tanto en el desenvolvimiento de nuestras vidas como en la repercusión que tiene el testimonio que damos, no precisamente de católicos muy observantes de las obligaciones y deberes que exigen los Mandamientos, de la Ley de Dios y de la Santa Madre Iglesia.
Os dejo con ellos para que podáis verlos con detenimiento, pensar y ver la posición que tenéis o que mantenéis, y en los próximos días y semanas iremos reflexionando de su contenido e importancia.
Día miércoles, dedicado a San José, que te pido le reces en favor de las necesidades de los Hermanos, que en torno a su Santísima Esposa aquí volvemos a encontrarnos. AMÉN.
Emilio Castrillón
MATER CHRISTI
Madrid - España
Buenos días.
Parece oportuno, quizás necesario, avanzar en el tema del Sexto Mandamiento de la Ley de Dios que planteamos ayer.
Lo verdaderamente importante que se logra cuando se evitan los pecados contra el Sexto Mandamiento, es el acceso al amor, al verdadero amor. El Papa San Juan Pablo II lo expresa bellamente a los jóvenes el 30.01.1990: "Cada vez que vosotros, los jóvenes y las jóvenes, os conserváis vírgenes para quien será vuestro cónyuge, testimoniáis el irremplazable valor de un amor que debe construirse día a día”.
Y en la homilía del 18.05.1988 dice: "Cuando no se respetan los principios de la ley natural sobre la sexualidad, se convierte a las personas en objetos, y todo el gran contenido del amor viene a reducirse a un mero intercambio egoísta”. Agrega el 27.09.1986: "El pecado de impureza es ofensa a la dignidad humana, es insulto a la vida, es falsificación del amor”.
Por ello el Papa no duda en suplicar que se tenga en gran estima el ideal de la castidad (13.5.1990); que se realicen todos los esfuerzos posibles en la educación a la castidad (14.03.1988), afirmando que "la recuperación de la virtud de la castidad es una de las necesidades más urgentes de la sociedad contemporánea” (16.09.1987).
Si esto lo decía en el año 1987, qué no diría hoy en una sociedad que ha evolucionado a peor, y mucho peor.
No es difícil cumplir el Sexto Mandamiento de la Ley de Dios, si se es capaz de poner en práctica los medios necesarios para enfrentarse a la impureza.
San Juan Bosco, uno de los más grandes expertos en la educación de la juventud de toda la historia, en su obra ‘El joven cristiano’ habla de estos medios, al exaltar el valor de la pureza como "La más bella de todas las virtudes”.
Dice Don Bosco: "Toda virtud en los jóvenes es un precioso adorno que los hace amables a Dios y a los hombres. Pero la virtud reina, la virtud angélica, la santa pureza, es un tesoro de tal precio, que los jóvenes que la poseen se hacen semejantes a los ángeles de Dios, aunque sean hombres mortales en la tierra. ‘Serán como los ángeles’... Esta virtud es como el centro a cuyo alrededor se reúnen y conservan todos los bienes y, si por desgracia se pierde, todas las demás virtudes están perdidas. Con ella me llegaron todos los bienes”.
"Pero esta virtud que os convierte, queridos jóvenes, en otros tantos ángeles del cielo, virtud que tanto agrada a Jesús y a María, es sumamente envidiada por el enemigo de las almas; por esto suele daros terribles asaltos, para hacérosla perder, o al menos para que la manchéis”.
Sin duda lo que a continuación les indica a los jóvenes para procurar la virtud, es igualmente válido para los adultos e incluso los que han de recuperar la pureza en sus almas y en sus cuerpos.
"Por este motivo yo os sugiero algunas normas o armas con las que conseguiréis ciertamente conservarla y rechazar al enemigo tentador. El arma principal es alejarse de los peligros. La pureza es un diamante de gran valor. Si, llevando un gran tesoro, lo exponéis a la vista de un ladrón, corréis grave riesgo de ser asesinados”.
Don Bosco continua: "Además de la fuga de los peligros, practicad la frecuencia de la confesión, sinceramente hecha, y de la comunión devota, evitando a todas aquellas personas que con obras o palabras menosprecien esta virtud. Y para prevenir los asaltos del demonio, acordaros del aviso de Jesús: Esta clase de demonios, es decir, la tentación contra la pureza, no se vence sino con el ayuno y la oración. Con el ayuno, o sea, con la mortificación de los sentidos, poniendo freno a los ojos y a la gula; huyendo del ocio desordenado; dando al cuerpo el reposo estrictamente necesario”.
"Jesucristo nos recomienda que acudamos a la oración, pero se trata de una oración hecha con fe y fervor, en la que no se ha de cesar hasta que la tentación sea vencida. Tenéis además un arma formidable en las jaculatorias, o la medalla o el escapulario de la Santísima Virgen. Pero, si todas estas armas no bastaran para dejar esta maligna tentación, entonces recurrid al arma invencible de manteneros en la presencia de Dios...”
Hasta aquí las recomendaciones de Don Bosco que las encontramos, expresadas de una u otra forma, en otros santos tan prestigiosos como San Felipe Neri o San Alfonso María de Ligorio.
Lo importante será amar la virtud de la pureza, pues ya hemos indicado otras veces las palabras del Señor: "Bienaventurados los limpios de corazón, porque ellos verán a Dios”, para poder trabajar con ilusión por ser personas consecuentes con las promesas bautismales.
Como día miércoles que es y a diez días de su Solemnidad, reza, por favor, a San José para que interceda en favor de las necesidades de todos los Hermanos que aquí nos encontramos en torno a su Santísima Esposa. AMÉN.
Emilio Castrillón
MATER CHRISTI
Madrid - España
Buenos días.
Nos quedaba el Sexto Mandamiento de la Ley de Dios para culminar el repaso que hemos dado a los Mandamientos.
El Sexto Mandamiento de la Ley de Dios es: "No cometerás actos impuros”, por lo tanto este Mandamiento obliga a la pureza y a la castidad en palabras y en obras.
Por ello no se debe olvidar lo que dice San Pablo a los Corintios: ¿No sabéis que sois santuario de Dios y que el Espíritu Santo habita en vosotros...? (1 Cor 3,16-17).
Son pecados contra este Mandamiento: el adulterio, las relaciones prematrimoniales, la homosexualidad consumada, la masturbación, las conversaciones obscenas, así como la pornografía, que como indica el Catecismo de la Iglesia Católica en su número 2354, "consiste en dar a conocer actos sexuales, reales o simulados”, como falta grave, pues "atenta gravemente a la dignidad de quienes se dedican a ella, actores, comerciantes, público”.
La gravedad de estos pecados la manifiesta San Pablo en 1 Cor 6,9-10 y en Gal 5,19-21. San Pedro, también dirá: "El Señor guarda a los impíos para castigarlos el día del juicio, sobre todo a los que andan tras la carne con apetencias impuras” (2 Ped 2,9-10).
De la gran facilidad que tienen las personas para faltar contra este Mandamiento, habla duramente el Patrono de Moralistas de la Iglesia, San Alfonso María de Ligorio, que dice: "La carne es el arma más poderosa que tiene el demonio para esclavizar al hombre... Por eso, el infierno está lleno de ángeles, a causa del orgullo, y lleno de hombres, a causa de la impureza...”
Comentando este texto, Santa Isabel de la Trinidad manifiesta: "Invirtiendo la frase, se puede afirmar que, poseyendo la virtud de la pureza, existe el noventa y nueve por ciento de posibilidades de ir al cielo. Jesucristo no puede condenar eternamente a un alma pura que ha estado siempre vigilante sobre sí misma. Él prefirió las almas virginales. ¡Su madre es una virgen!”.
Vamos a dejarlo aquí, para completar todo lo relativo a este Mandamiento en otro momento y que sabemos que nos llama a evitar todo tipo de lujuria, uno de los siete pecados capitales, que, sin duda, lleva a una de las mayores esclavitudes que puede sufrir la persona en diferentes aspectos.
Hoy, Fiesta de San Juan de Dios, pidamos su intercesión en favor de todos los enfermos, particularmente por los que comparten este encuentro diario en María, nuestra Madre y nuestra Guía. AMÉN.
Emilio Castrillón
MATER CHRISTI
Madrid - España
Buenos días.
En el recorrido que estamos haciendo por los Mandamientos de la Ley de Dios, nos quedan por considerar el Sexto y el Noveno.
Parece que es más interesante pararnos primero en el Noveno Mandamiento que dice: "No consentirás pensamientos ni deseos impuros”.
Este Mandamiento es una continuación y complemento del Sexto, que mientras éste prohíbe directamente los actos externos contra la pureza y la castidad, el Noveno lo hace con relación a los actos internos: bien sea de pensamiento o de deseo.
Dice el Catecismo, núm. 2529: "El Noveno Mandamiento pone en guardia contra el desorden o concupiscencia de la carne”
Jesucristo dedica un importante y concreto comentario sobre este precepto en el Sermón de la Montaña; dice en Mt 5,27-30: "Habéis oído que se dijo: ‘No cometerás adulterio’. Pues yo os digo: Todo el que mira a una mujer deseándola, ya cometió adulterio con ella en su corazón. Si, pues, tu ojo derecho te es ocasión de pecado, sácatelo y arrójalo de ti; más te conviene que se pierda uno de tus miembros, que no que todo tu cuerpo sea arrojado al infierno. Y si tu mano derecha te es ocasión de pecado, córtatela y arrójala de ti; más te conviene que se pierda uno de tus miembros, que no que todo tu cuerpo vaya al infierno”.
Por tanto, los pecados contra este Noveno Mandamiento son todos los pensamientos y todos los deseos de cometer cualquiera de los actos condenados por el Sexto Mandamiento, pero se ha de tener en cuenta que es necesario, para que pueda consumarse el pecado, que la voluntad se complazca en dichos pensamientos y deseos, porque no se comete pecado cuando la voluntad no los consiente y procura rechazarlos.
El Catecismo en el núm. 2520 nos dice: El Bautismo confiere al que lo recibe la gracia de la purificación de todos los pecados. Pero el bautizado debe seguir luchando contra la concupiscencia de la carne y los apetitos desordenados.
Con la gracia de Dios lo consigue mediante la virtud y el don de la castidad, pues la castidad permite amar con un corazón recto e indiviso.
Mediante la pureza de intención, que consiste en buscar el fin verdadero del hombre, que con una mirada limpia el bautizado se afana por encontrar y realizar en todo la voluntad de Dios.
Mediante la pureza de la mirada exterior e interior.
Mediante la disciplina de los sentidos y de la imaginación.
Mediante el rechazo de toda complacencia en los pensamientos impuros, que inclinan a apartarse del camino de los mandamientos.Y mediante la oración.
En el Libro de la Sabiduría 15,5 leemos: "La vista despierta la pasión de los insensatos".
Y San Agustín nos enseña a partir de su experiencia de converso: "Creía que la continencia dependía de mis propias fuerzas, las cuales no sentía en mí; siendo tan necio que no entendía lo que estaba escrito: que nadie puede ser continente, si tú no se lo das. Y cierto que tú me lo dieras, si con interior gemido llamase a tus oídos, y con fe sólida arrojase en ti mi cuidado”
Pues hasta aquí el repaso al Noveno Mandamiento, con el deseo de una seria meditación para afianzar los caminos del alma y rectificar, en su caso, lo que sea preciso.
Y ya te pido que reces al Dios Altísimo, en favor de las necesidades, espirituales y materiales, de todos los Hermanos que nos encontramos aquí en torno a María, nuestra Madre y nuestra Guía. AMÉN.
Emilio Castrillón
MATER CHRISTI
Madrid - España
Buenos días.
Parece que lo más conveniente es completar hoy lo que quedó pendiente del Cuarto Mandamiento de la Ley de Dios: Honrar Padre y Madre.
Este Cuarto Mandamiento obliga también a los padres con relación a los hijos, así lo dice el Código Derecho Canónico: "Los padres tienen el gravísimo deber y el derecho primario de cuidar con todas sus fuerzas de la educación de sus hijos, tanto física, social y cultural, como moral y religiosa” (Canon 1136).
"Los padres deben desarrollar las funciones de maestros de vida y de fe, para cuidar la formación y el crecimiento de sus hijos” (San Juan Pablo II, 19-1-1986).
Los padres, por tanto, han de vigilar con sumo esmero para impedir que se malogre la inteligencia de sus hijos con el error, ni que se corrompa su corazón con el vicio.
Deben alejar de sus hijos las malas amistades, los libros y espectáculos inmorales y todo escándalo que pueda dañar gravemente su alma
Este Mandamiento nos pide también deberes para con la Patria: amarla, defenderla, cumplir sus leyes y contribuir al bien común. Lo recuerda la Palabra de Dios: "Sed obedientes, por el Señor, a toda institución humana” (1 Ped 2,13)... "Que vivan sumisos a las autoridades” (Tito 3,1). Y a las autoridades del Estado el Cuarto Mandamiento obliga a gobernar con rectitud procurando el bien común, guardando los derechos y consideraciones debidos a cada ciudadano y cumpliendo la Ley.
No es obligado en cambio obedecer a la autoridad civil cuando mande algo contrario a la Ley de Dios o al Magisterio de la Iglesia, la Palabra de Dios es clara y rotunda en este deber y facultad de la Iglesia: "Es necesario obedecer a Dios antes que a los hombres” (Hch 5, 29).
Finalmente, este Cuarto Mandamiento exige los siguientes deberes a los patronos o empresarios.
Respetar en los operarios su dignidad de personas humanas e hijos de Dios, pagarles puntualmente el salario que en justicia les corresponde, tratarles con el amor con que ellos mismos desearían ser tratados, darles ejemplo de vida cristiana...
Y al obrero o empleado el Mandamiento obliga a ser fiel a su patrono o a la empresa, cumplir debidamente el trabajo según lo estipulado en el contrato laboral, no perjudicar ni la persona ni los intereses de la empresa.
Para poder bien cumplir estos preceptos laborales, la Iglesia Católica nos da un sencillo consejo: "Trabajad con amor, no sólo con las manos y la mente, sino unidos a Cristo” porque "el Verbo encarnado, que se hizo carpintero junto al carpintero José, ha dado al trabajo un significado que traspasa el tiempo y se proyecta hasta la eternidad” (San Juan Pablo II, 9-3-1990).
Concluido este Cuarto Mandamiento, prosigamos con esmero iluminando la propia alma para hacerla vivir cada día más acorde con la Santa Voluntad de Dios, que se muestra con claridad en toda la Divina Revelación.
Y recemos con sencillez, pidiendo a nuestro buen Padre Dios que venga en auxilio de todas las necesidades de cada uno de los Hermanos que aquí nos encontramos en torno a María, nuestra Madre y nuestra Guía. AMÉN.
Emilio Castrillón
MATER CHRISTI
Madrid - España
Buenos días.
Vamos a continuar con el Cuarto Mandamiento de la Ley de Dios: "Honrar Padre y Madre”.
Habíamos visto el Amor y la Reverencia que se debe a los padres; ahora veremos la Obediencia, porque los padres han recibido del Señor su misma divina autoridad sobre los hijos, siendo sus legítimos y más inmediatos y naturales superiores.
Dice el Catecismo de la Iglesia Católica en su núm. 2217: "Mientras vive en el domicilio de sus padres, el hijo debe obedecer a todo lo que éstos dispongan para su bien o el de la familia... La obediencia a los padres cesa con la emancipación de los hijos, pero no el respeto que les es debido, el cual permanece para siempre”.
Tan importante es la obediencia, que uno de los mayores expertos de la historia en asuntos de la juventud, afirmó sin ambages: "Dadme un joven obediente y llegará a santo. El que no es obediente no tiene ninguna virtud’ (San Juan Bosco).
El mismo San Juan Bosco describe en qué consiste esta obediencia de los jóvenes a los padres: "Cuando os manden alguna cosa, hacedla prontamente, sin mostraros remolones. Evitad comportaros como los que, protestando, levantan los hombros, menean la cabeza y, lo que es peor, contestan con insolencia. Estos hacen una injuria grande a sus padres y al mismo Dios, que por medio de ellos manifiesta su voluntad. Nuestro Salvador, a pesar de ser todopoderoso, para enseñarnos a obedecer se sometió en todo a la Santísima Virgen y a San José, ejerciendo el humilde oficio de artesano, para después obedecer a su Padre celestial, ofreciéndose a morir entre tormentos en la cruz”
Además de los padres debemos también honrar a los mayores en edad, dignidad y autoridad; son superiores por razón de la edad: abuelos, tíos y hermanos mayores e incluso los ancianos en general.
Lo son también por razón de dignidad, especialmente los sacerdotes, así como los profesores o educadores, y por autoridad lo son los que legítimamente gobiernan, tanto en el orden espiritual como social: El Papa, los obispos, párrocos, superiores, director espiritual..., los reyes, magistrados, empresarios, etc.
Nos quedan un par de apartados más que los concluiremos el próximo día, mientras buscamos la luz para que el propio corazón pueda estar acorde con la Revelación de Dios y la Doctrina de la Santa Iglesia Católica.
Y ahora nos queda rezar, aunque solo sean tres avemarías a la Santísima Virgen María, para que alcance todas las gracias que necesitan los Hermanos en sus necesidades, tanto materiales como espirituales. AMÉN.
Emilio Castrillón
MATER CHRISTI
Madrid - España
Buenos días.
Nos quedan aún tres Mandamientos de la Ley de Dios que considerar, siendo uno de ellos el Cuarto: Honrar Padre y Madre.Este es el primero de los Mandamientos de los siete que se refieren al prójimo; es, por tanto, lógico que los padres ocupen el primer lugar del prójimo.
El Catecismo de la Iglesia Católica dice en el n. 2200: "El cumplimiento del Cuarto Mandamiento lleva consigo su recompensa... (Ex 20,12; Dt 5,16). La observancia de este Mandamiento procura, con los frutos espirituales, frutos temporales de paz y de prosperidad. Y al contrario, la no observancia de este Mandamiento entraña grandes daños para las comunidades y las personas humanas”.
La honra que corresponde a los padres consiste principalmente en tres deberes para con ellos: Amor, Reverencia y Obediencia.
Amor, que no debe ser un afecto estéril y puramente especulativo, sino un acto interior positivo, tal y como lo describe la Sagrada Escritura en 1 Cor 13: "El amor es paciente, es servicial, no se pavonea, ni se engríe; el amor no ofende, ni busca el propio interés; no se irrita, ni toma en cuenta el mal; el amor no se alegra de la injusticia y se alegra de la verdad. El amor todo lo excusa, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta”.
Este amor ha de manifestarse particularmente en los momentos de mayor necesidad: En la enfermedad, en la ancianidad, en cualquiera de las necesidades morales, espirituales, materiales...
También, rogando a Dios todos los días para que les conceda toda clase de bien espiritual y temporal.
El Catecismo aclara las funciones de los hijos mayores de edad con relación a sus padres: «En la medida en que ellos pueden, deben prestarles ayuda material y moral en los años de vejez y durante las enfermedades, y en momentos de soledad o de abatimiento» (n. 2218).
En cuanto a la Reverencia, se trata de un amor respetuoso que incluye un respeto grande al padre y a la madre.
Para los hijos jóvenes supone el deber de no emprender nada sin su permiso, San Luis Gonzaga no hacía nada sin su permiso y, cuando no estaban sus padres en casa, pedía permiso a sus mismos sirvientes.
Lo dejamos aquí para continuar en la próxima ocasión.
Sólo queda pedirte que reces por las necesidades de todos y cada uno de los Hermanos, que aquí volvemos a encontrarnos en María, nuestra Madre y nuestra Guía. AMÉN.
Emilio Castrillón
MATER CHRISTI
Madrid - España
Buenos días.
Será bueno intentar hoy completar los otros pecados que se pueden cometer contra el Séptimo Mandamiento de la Ley de Dios: No hurtarás.
Comenzamos considerando la ‘Injusta retención’, que equivale al hurto y que consiste en retener lo que es de otros, sin legítima causa y en contra de la voluntad del dueño. Puede ser el caso de los atrasos indebidos e injustificados en el pago de salarios a obreros.
Tenemos el ‘Fraude o estafa’, que es un engaño o acción injusta realizados con malicia o intención de perjudicar; en la estafa, además, con astucia, que ocasiona daños o perjuicios a la otra parte.
Se comete en las compras y ventas, al proceder contra los intereses de la otra parte, utilizando medios como pesas, medidas o monedas falsas, o mercancías averiadas, caducadas o camufladas, incluso falsificando u ocultando datos.
También el ‘Soborno’, que consiste en corromper a uno de modo interesado con regalos, dádivas o favores, para conseguir después algo de él. Cuando se hace con halagos, intentando agradar con palabras de manera excesiva o desordenada, se llama adulación o lisonja.
Finalmente consideramos el pecado de ‘Delito de daños’, que se comete al causar daños o perjuicios en los bienes del prójimo sin justo motivo. El Catecismo añade un matiz importante, núm. 2415: "El Séptimo Mandamiento exige el respeto de la integridad de la creación.
Los animales, como las plantas y los seres inanimados, están naturalmente destinados al bien común de la humanidad pasada, presente y futura”.
En los siete tipos de faltas contra el Séptimo Mandamiento, no solamente peca quien directamente las comete, también los colaboradores, promotores o encubridores de los actores principales del delito.
Los que han robado u originado daños a los bienes del prójimo, están obligados a restituir o devolver y a reparar cuanto antes todo el mal causado; esta condición es indispensable para recibir el perdón de Jesucristo. (cfr. Lc 19,1-10).
Las faltas contra este Séptimo Mandamiento son la consecuencia del anuncio de Jesucristo en su Evangelio: "Nadie puede servir a dos señores: no podéis servir a Dios y al dinero” (Mt 6,24).
Dice San Alfonso M. Ligorio "Pues los mundanos que van tras las riquezas de la tierra niegan a Jesucristo su soberanía, porque mientras vivió en la tierra se declaró como rey de miseria”.
Una vez más, confío sirva esta exposición del séptimo mandamiento para la reflexión personal en el camino de conversión, con el que estamos comprometidos.
Reza hoy, jueves, al Señor presente en el Santísimo Sacramento, en favor de las necesidades de todos los Hermanos, que volvemos a encontrarnos en María, nuestra Madre y nuestra Guía. AMÉN.
Emilio Castrillón
MATER CHRISTI
Madrid - España
Buenos días.
Retomamos los Mandamientos de la Ley de Dios que aún nos quedan por ver.
Hoy nos fijamos en el Séptimo: No hurtarás.
Después de proteger el Señor nuestra vida por el Quinto Mandamiento, y nuestro honor y pureza por el Sexto, defiende por medio del Séptimo el derecho a la propiedad, prescribiendo el respeto al mismo y prohibiendo todo acto contrario.
El Catecismo, punto 2409 dice: "Toda forma de tomar o retener injustamente el bien ajeno, aunque no contradiga las disposiciones de la ley civil, es contraria al Séptimo Mandamiento. Así, retener deliberadamente bienes prestados u objetos perdidos, defraudar en el ejercicio del comercio, pagar salarios injustos, elevar los precios especulando con la ignorancia o la necesidad ajenas”.
Habitualmente es la avaricia, el afán desordenado de ganancia y de lucro, la motivación principal de casi todos los atentados contra el derecho a la propiedad del prójimo, defecto denunciado en numerosas ocasiones por la doctrina social de la Iglesia en atención a su compromiso evangélico.
Los pecados contra el Séptimo Mandamiento son:
Hurto, que es el acto de tomar o apoderarse del dominio, la posesión o el uso de algún bien ajeno, contra la voluntad racional de su dueño.
Robo o rapiña, que es el hurto realizado con violencia o intimidación en las personas, ocasionando lesiones o injuriando la persona del dueño del bien robado, también perpetrado con fuerza en las cosas y hecho con ánimo de lucro.
La Usura, posiblemente sea este pecado el que con mayor frecuencia se comete contra este Mandamiento y el que más se desconoce.
Es usura prestar dinero u otra cosa a un interés excesivo o cobrar interés del interés.
Es usura la ganancia, fruto, utilidad o aumento que se obtiene abusivamente de un bien o servicio.
Es usura toda injusticia económica en cualquier contrato o toda opresión excesiva al prójimo, aprovechándose de su necesidad, para enriquecerse.
Es usura aprovecharse de la situación laboral en la que el trabajador con necesidad de trabajar, se le imponen salarios que no guardan proporción con el servicio que presta.
Es usura aumentar abusivamente los precios de las mercancías aprovechándose de las extremas necesidades, de la escasez pública o de la miseria privada.
Es usura pagar a un precio inferior de su justo valor, porque se sabe que el propietario o el comerciante carecen de liquidez para afrontar una situación económica de extrema gravedad, abusando de esa necesidad urgente de vender a quien sea y al precio que sea.
Es usura, y estafa, atraer fondos de una empresa o de una persona por la vía reprobable de falaces promesas o de reclamos engañosos.
Es usura influir en el mercado, en beneficio propio y a costa del despojo ajeno, divulgando noticias falsas, e incluso calumniosas.
Es usura recurrir, para un enriquecimiento rápido, a procedimientos de especulación y al tráfico de influencias, métodos reprobables que en el sistema financiero y político están de suma actualidad, como por ejemplo: Autorización de muchas licencias de obras, proyectos técnicos y actuaciones legales.
Sobre la culpabilidad moral de la usura, debido a su trascendencia, tuvo necesidad la Iglesia de proclamar un dogma de fe: "Si alguno cayere en el error de pretender afirmar que ejercer las usuras no es pecado... es hereje” Conc. V de Letrán, Sesión X año 1515.
Dada la amplitud del tema de la usura, dejo para una próxima ocasión los otros pecados que afectan también a este séptimo mandamiento.
Ya te pido que reces con fe y esperanza por todas las necesidades de los Hermanos, aquí congregados en torno a María, nuestra Madre y nuestra Guía. AMÉN.
Emilio Castrillón
MATER CHRISTI
Madrid - España
Buenos días.
Retomamos hoy la revisión y toma en consideración de los Mandamientos de la Ley de Dios, que aún nos quedan por ver con el detenimiento debido.
Décimo Mandamiento: "No codiciarás los bienes ajenos”.
Este Décimo Mandamiento es una continuación y complemento del Séptimo Mandamiento, pues así como el Séptimo prohíbe directamente los actos externos contra el derecho de propiedad del prójimo, en el Décimo se prohíben los deseos o actos interiores contra dicho derecho de propiedad.
De esta forma, consagrando dos preceptos a la defensa legítima de los bienes de las personas, se da a entender por parte de la Doctrina la importancia que se le concede tanto a la propiedad privada como a la defensa de la misma.
También vemos que este Mandamiento incluye un aspecto positivo: la confianza y el abandono en la Providencia divina, que nos manda conformarnos con los bienes que Dios nos ha otorgado y con los que de un modo honrado hemos podido y podamos adquirir.
Ciertamente es lícito aspirar, dentro de la justicia, a una mejor distribución de los bienes, en conformidad con el destino que Dios les ha asignado y con las exigencias del bien común.
Pero téngase muy en cuenta la consideración de que el Décimo Mandamiento, no permite en absoluto el deseo desordenado de riquezas, o avaricia, o la envidia de los bienes ajenos.
De la avaricia y de la forma de combatirla ya se habla en el Séptimo Mandamiento, aunque San Juan Crisóstomo nos dice de la envidia: "Nada hay que separe y divida tanto como la envidia; funesto mal que no merece perdón... El demonio siente envidia, pero de los hombres, nunca de otro demonio; si vosotros los hombres sentís envidia de vuestros semejantes, vais contra vuestra sangre y vuestra raza, cosa que no hace ni el mismo demonio. ¿A qué indulgencia tendréis derecho, si el éxito de uno de vuestros hermanos os hace temblar y palidecer de envidia en lugar de alegraros?”.
Por la envidia se duele uno de los bienes del prójimo, lo cual es directamente contrario al amor, afirma Santo Tomás.
San Juan Crisóstomo indica asimismo que la envidia impide el "acto de Fe”.
Por tanto, el procedimiento para combatir la envidia es concreto, esforzándose en practicar obras de amor hacia las personas que son objeto de envidia; y haciendo oración, para que así aumente la Fe, que la propia envidia le imposibilita.
Como se ve hay materia muy interesante como valiosa, para revisar la propia actitud ante este Décimo Mandamiento de la Ley de Dios.En este inicio de la jornada semanal, comienza con buen propósito tu oración en favor de alcanzar del Padre Dios las gracias que necesitan las necesidades materiales y espirituales de todos los Hermanos, que aquí nos encontramos en María, nuestra Madre y nuestra Guía. AMÉN.
Emilio Castrillón
MATER CHRISTI
Madrid - España
Buenos días.
Antes de concluir este año que Dios Nuestro Señor nos ha permitido vivir, concluyamos la consideración del Quinto Mandamiento de la Ley de Dios.
Únicamente nos queda por repasar, de los pecados contra la vida espiritual en relación a este Quinto Mandamiento, la Maldición y el Insulto.
La maldición es una palabra o expresión injuriosa hacia el prójimo, en la que se manifiesta el deseo de que le sobrevenga algún mal.
La maldición se dirige a veces contra sí mismo, y entonces es mayor todavía su gravedad.
Jesucristo prohibió personalmente la maldición, incluso como respuesta a otra maldición que se pueda recibir: "Bendecid a los que os maldigan, orad por los que os calumnian” (Lc 6,28).
En cuanto al insulto es la ampliación del Quinto Mandamiento que hace expresamente Jesucristo en el Sermón de la Montaña: "Habéis oído que se dijo a los antepasados: "No matarás”; y aquel que mate será reo ante el tribunal. Pero yo os digo: Todo aquel que se encolerice contra su hermano, será igualmente reo ante el tribunal; y el que llame a su hermano "imbécil”, será reo ante el Sanedrín; y el que le llame "renegado”, será reo del infierno. Si al presentar tu ofrenda ante el altar te acuerdas entonces de que un hermano tuyo tiene algo contra ti, deja tu ofrenda delante del altar, y vete primero a reconciliarte con tu hermano; luego vuelves y presentas tu ofrenda” Mt 5,21-24.
"Vosotros sed compasivos como vuestro Padre es compasivo., no condenéis y no seréis condenados; perdonad y seréis perdonados... porque con la medida con que midáis se os medirá” (Lc 6,36-38).
Concluida la reflexión sobre el Quinto Mandamiento de la Ley de Dios, vayamos haciendo la revisión del año 2021 que va concluyendo, para que podamos abordar el nuevo año 2022 con el corazón lo más limpio posible, que será también lo más posible del agrado de Dios, sin dejar de considerar acercarnos al Sacramento de la Confesión en el que somos restaurados en la gracia bautismal. Ánimo y sin resistencia alguna vayamos al encuentro íntimo del Señor: Padre, Hijo y Espíritu Santo.
Ahora, sigue rezando a la Sagrada Familia en favor de todas las necesidades de las familias de todos los que nos encontramos aquí en torno a Ellos: Jesús, María y José. AMÉN.
Emilio Castrillón
MATER CHRISTI
Madrid - España
Buenos días.
En estos días prenavideños viene bien la consideración de los pecados contra la vida espiritual en relación al Quinto Mandamiento de la Ley de Dios: No matarás. En primer lugar nos vamos a referir al escándalo.
Escándalo es todo dicho o hecho considerados inmorales, condenables y que causan indignación.
Aunque sea involuntario, el escándalo incita al prójimo al pecado, porque es causa de que alguien obre o piense mal de otros.
Por ello, el escándalo es para el alma del prójimo lo que el homicidio es para el cuerpo. Es un pecado gravísimo tanto por el daño inmediato que causa al prójimo, como por las tristes consecuencias a que da origen. Por eso, el Señor Jesucristo dice: "Al que escandalice a uno de estos pequeños que creen en mí, más le valdría que le colgasen una piedra de molino al cuello y lo arrojasen al fondo del mar. ¡Ay del mundo por los escándalos! Es inevitable que sucedan escándalos, ¡pero ay del hombre por el que viene el escándalo!” (Mt 18,6-7)
Dice el Catecismo nº 2286: El escándalo puede ser provocado por la ley o por las instituciones, por la moda o por la opinión. Así se hacen culpables de escándalo quienes instituyen leyes o estructuras sociales que llevan a la degradación de las costumbres y a la corrupción de la vida religiosa... Lo mismo ha de decirse de los empresarios que imponen procedimientos que incitan al fraude, de los educadores que exasperan a sus alumnos, o de los que, manipulando la opinión pública, la desvían de los valores morales”.
San Alfonso María de Ligorio se atrevió a censurar con firmeza "que hace más daño un compañero escandaloso que cien demonios”, y que "peca más quien induce a pecar que el que peca”.
San Juan Crisóstomo va más allá: "Dios es paciente con ciertos pecados aun gravísimos, pero nunca con el escándalo, por lo horrible que es a sus ojos”.
El comportamiento que debemos mantener con los escandalosos según San Pablo es: "Os ruego, hermanos, que tengáis cuidado con los que crean disensiones y escándalos contra la doctrina que vosotros habéis aprendido; alejaos de ellos. Pues estos tales no sirven a Cristo nuestro Señor sino a su vientre, y a través de palabras suaves y de lisonjas seducen los corazones de los ingenuos (Rom 16,17-18).
Intentemos ahora responder a la pregunta: ¿Cómo se peca de escándalo?
La responsabilidad adicional de este pecado gravísimo se centra en que no depende de la conciencia del escandalizador, sino de la del escandalizado.
Por ello, un vestido poco decente, una palabra obscena o inoportuna, un acto inmoral, una enseñanza o consejo amoral, una provocación, una comida, una omisión, etc., pueden ser motivos de escándalo para otros, aunque puedan parecer puros para uno mismo e incluso, aunque objetivamente lo fueran.
Por eso no duda en afirmar San Pablo: "No vayas a destruir la obra de Dios por un alimento. Todo es puro, ciertamente, pero es malo comer dando escándalo. Lo bueno es no hacer cosa que sea para tu hermano ocasión de caída, tropiezo o debilidad” (cfr. Rom 14,20).
Los medios de comunicación social (prensa, radio, televisión, etc.), espectáculos, legisladores, gobernantes, responsables de la moral pública, educadores..., deberán meditar con frecuencia sobre este pecado del Quinto Mandamiento. Y sobre este pensamiento que les deja el Patrono de Moralistas, San Alfonso María de Ligorio: "El infierno fue creado para castigar el pecado de escándalo”.
Hasta aquí la exposición resumida de este, ya dicho, gravísimo pecado al que no se le quiere dar la trascendencia que tiene, pero solo hay que asomarse a la calle o a cualquier medio y comprobarlo.
Ciertamente se necesita rezar mucho, pero ahora solo te pido que lo hagas por las necesidades de todos los Hermanos que aquí nos volvemos a encontrar en torno a María, nuestra Madre y nuestra Guía. AMÉN.
Emilio Castrillón
MATER CHRISTI
Madrid - España
Buenos días.
Siguiendo con el Quinto Mandamiento de la Ley de Dios: No matarás; en el aspecto de los pecados contra la vida corporal de las personas nos quedan tres pecados, que vamos a intentar hoy verlos.
El desafío o duelo, que es un combate entre dos o más personas que vienen a las manos, de forma premeditada.
El duelo es un crimen que comprende toda la malicia del suicidio y la del homicidio; es una transgresión cínica y grave de la moral, de los deberes para con Dios, con el prójimo, con la sociedad, y para con nosotros mismos, por lo que jamás tiene, ni puede tener, justificación cristiana, ni humana siquiera.
En cuanto al tema de las drogas, su consumo habitual sin prescripción médica es un gravísimo atentado contra la vida corporal, y en consecuencia contra el Quinto Mandamiento.
Asimismo, el tráfico o distribución ilegal de drogas (de traficantes, comerciantes, camellos, etc.), es una gravísima contribución a fomentar este delito contra la salud y la vida de las personas, estando, por tanto, comprendido y expresamente prohibido por este Quinto Mandamiento de la Ley de Dios.
Finalmente, en cuanto al alcoholismo, digamos que el abuso del alcohol daña la salud corporal y espiritual y es materia grave incluida en la Ley de Dios, en este Quinto Mandamiento.
La Palabra de Dios lo enseña de modo claro: "Quienes hacen tales cosas (embriaguez) no heredarán el Reino de Dios” (Gál 5,19-21).San Juan Crisóstomo lo ratifica: "Donde está la embriaguez, está el diablo, porque el vino se nos da para alegrarnos, no para perder el decoro; para conservar la salud, no para dañarla; para reír, no para que se rían de nosotros; para templar la flaqueza del cuerpo, no para perder el vigor del alma”.
Como siempre digo, bueno es tomar un tiempo de reflexión para asegurar la propia adhesión a la doctrina católica, así como para ajustar los propios comportamientos o sentimientos.
Con fe y esperanza, reza al Señor Jesús, presente de forma continua y hasta el final de los Tiempos, la Parusía, en el Santísimo Sacramento del Altar, por todas las intenciones y necesidades de los Hermanos aquí congregados en torno a María, nuestra Madre y nuestra Guía. AMÉN.
Emilio Castrillón
MATER CHRISTI
Madrid - España
Buenos días.
Siguiendo con el día semanal que venimos dedicando a la reflexión de los Mandamientos de la Ley de Dios, en el marco del Quinto Mandamiento, veamos los pecados de sedición y de terrorismo.
La sedición consiste en formar bandos o partidos en el seno de una comunidad, ciudad o estado, con objeto de conspirar o promover algaradas y tumultos, ya sea de unos contra otros o contra la autoridad y el poder legítimo.
La sedición se comete propiamente cuando una parte se levanta injustamente en armas contra otra.
Afirma Santo Tomás de Aquino que "el pecado recae primera y principalmente sobre aquellos que la procuran, los cuales pecan gravísimamente; y después, sobre quienes les secundan, perturbando el bien común”.
En cuanto al terrorismo digamos que es todo tipo de actos de violencia y de vandalismo realizados maliciosamente para infundir terror, o bien para llamar la atención hacia una supuesta reivindicación sin miramientos a la integridad de las personas y a los bienes del prójimo.
Jamás existe justificación alguna para este pecado gravísimo, desgraciadamente tan de la actualidad, incluso en aquellos casos en que pueda parecer justa la causa que haya motivado tales violentas o vandálicas acciones.
El Catecismo incluye, junto al terrorismo, el secuestro y el tomar rehenes, así como la tortura, que usa de violencia física o moral, para arrancar confesiones, para castigar a los culpables, intimidar a los que se oponen, o para satisfacer el odio (n. 2297).
Avanzando en el conocimiento de lo que es la justa verdad de las cosas, y poder tomar conciencia de las exigencias morales del propio Bautismo, te pido que ya reces hoy, viernes, al Sagrado Corazón de Jesús en favor de todas las necesidades de los Hermanos, que aquí nos encontramos en torno a María, nuestra Madre y nuestra Guía.
Emilio Castrillón
MATER CHRISTI
Madrid - España
Buenos días.
Seguimos considerando el Quinto Mandamiento de la Ley de Dios.
Hoy en los pecados contra la vida corporal, vamos a considerar las ‘Heridas’, que son todo tipo de lesiones o de mutilaciones que se infieren al prójimo o a sí mismo, en detrimento de la salud e integridad corporal, con armas, con las manos o con cualquier objeto.El Catecismo en el nº 2297 matiza: "...Exceptuados los casos de prescripciones médicas de orden estrictamente terapéutico. Las amputaciones, las mutilaciones o esterilizaciones directamente voluntarias de personas inocentes son contrarias a la ley moral”El motivo principal que origina este pecado suele ser el apetito desordenado de venganza, contra el que previene duramente la Sagrada Escritura: "El que se venga, sufrirá venganza del Señor” (Ecl 28,1)
Santo Tomás de Aquino comenta: "La riña es una particular contienda efectuada entre personas privadas, no en virtud de pública autoridad, sino más bien por su voluntad desordenada. Y así, la riña siempre lleva pecado. Es mortal en quien se lanza injustamente, pues dañar al prójimo, aunque sea con las manos, no se da sin pecado mortal. En el que se defiende puede darse sin pecado; algunas veces con pecado venial y otras con mortal, según los diversos movimientos de su ánimo y la diferente manera de defenderse”.
Como nos ocurría en el Primer Mandamiento nos damos cuenta que los hechos, incluso los sentimientos, pueden tener consecuencias muy serias, en este caso con relación al Quinto Mandamiento, cuya formulación es tan sencilla como "no matarás”.
Merece la pena, una vez más, reflexionar y asimilar para formar bien la propia conciencia, al tiempo que se revisa lo que pudiera haber en la vida pasada que requiriese reconocimiento, arrepentimiento y confesión. Ya hemos dicho alguna vez lo necesario por importante que es, abandonar este mundo con todas las culpas arrepentidas, confesadas y perdonadas, en virtud del Sacramento de la Confesión.
Reza hoy a Jesús Sacramentado como día jueves que es, en favor de todas las necesidades de los Hermanos que aquí nos encontramos en torno a María, nuestra Madre y nuestra Guía. AMÉN.
Emilio Castrillón
MATER CHRISTI
Madrid - España
Buenos días.
En el quinto mandamiento de la Ley de Dios, hay un pecado contra la vida corporal que es el suicidio, la muerte que uno se da a sí mismo.
Sabemos bien que Dios es el único Señor de la Historia, y en consecuencia también el único Señor de la vida y de la muerte, por ello es reprobable el acto de suicidarse.
En el Catecismo de la Iglesia Católica encontramos varios puntos que tratan esta cuestión.
En el punto 2280 dice: "Cada cual es responsable de su vida delante de Dios que se la ha dado. El sigue siendo su soberano Dueño. Nosotros estamos obligados a recibirla con gratitud y a conservarla para su honor y para la salvación de nuestras almas. Somos administradores y no propietarios de la vida que Dios nos ha confiado. No disponemos de ella”.
Seguidamente agrega: "El suicidio contradice la inclinación natural del ser humano a conservar y perpetuar su vida. Es gravemente contrario al justo amor de sí mismo. Ofende también al amor del prójimo porque rompe injustamente los lazos de solidaridad con las sociedades familiar, nacional y humana con las cuales estamos obligados. El suicidio, por tanto, es contrario al amor del Dios vivo”.
Ahora bien, "Trastornos psíquicos graves, la angustia, o el temor grave de la prueba, del sufrimiento o de la tortura, pueden disminuir la responsabilidad del suicida”, por lo que concluye el Catecismo en su punto 2283 que: "No se debe desesperar de la salvación eterna de aquellas personas que se han dado muerte. Dios puede haberles facilitado por caminos que El solo conoce la ocasión de un arrepentimiento salvador. La Iglesia ora por las personas que han atentado contra su vida”.
Según esta doctrina de la Santa Iglesia Católica, hemos de ser muy cuidadosos en el juicio de personas que sufren esta grave enfermedad, podríamos llamarla así, del suicidio.
El juicio eterno es de Dios, que es Padre, misericordioso y que conoce la verdadera realidad del corazón de cada persona en la más justa realidad y medida.
Y es en este juicio amoroso de Dios en el que siempre debemos confiar, sabiendo, por otra parte, que es además Padre justo que sabe valorar toda la realidad que envuelve a cada persona en cada momento de su vida.
Vivimos tiempos tan complicados como crueles, pues sabemos por las estadísticas que en este tiempo de pandemia han aumentado los suicidios, por las situaciones extremas en las que se han encontrado muchas personas que no han sabido o podido encontrar otro comino, otra salida que el suicidio.
Y esta realidad ha de suscitar en nuestros corazones sentimientos de piedad y de misericordia, rezando con intensidad por todas aquellas personas desesperanzas, que se ven abocadas a que la desesperación en grado extremo y no encuentran más salida que el suicidio. Oremos con Fe y Esperanza para que de la mano de María, nuestra Madre y nuestra Guía, vuelvan a encontrar la Esperanza que les devuelva a la alegría y a la ilusión primera
Y ya, también, ahora te pido que reces como cada día al Señor Jesucristo, para que en su Divino Corazón atienda tus súplicas en favor de las necesidades de los Hermanos que aquí estamos en torno a María, nuestra Madre y nuestra Guía. AMÉN.
Emilio Castrillón
MATER CHRISTI
Madrid - España
Buenos días.
Siguiendo con el 5º Mandamiento: No matarás, vamos a considerar dos gravísimos pecados que están muy de actualidad en nuestra sociedad, que además de tener la significación personal de quienes los cometen, también se han convertido en pecados sociales al ir asumiéndolos con cierta naturalidad por parte de gran parte de la sociedad.
En primer lugar veamos el aborto. En todos los casos de aborto voluntario se comete un grave homicidio; el Concilio Vaticano II llama al aborto y al infanticidio "crímenes abominables” (GS 51).
No considera la Iglesia distinción alguna entre las diferentes clases de aborto y entre el momento en que se produce la interrupción voluntaria y provocada del embarazo (cf. Catecismo 2274)
Siempre que se provoque el aborto, se comete un atentado contra el Quinto Mandamiento.
En este gravísimo delito moral incurren los padres, los médicos, enfermeras, asesores y quienes intervengan directa o indirectamente en la consumación del mismo, de forma que todos los que procuran el aborto, con eficacia, incurren en excomunión automática según el canon 1398 del Código de Derecho Canónico, lo que les priva totalmente de la Gracia de Dios.
El otro pecado al que me refiero al comienzo, es la eutanasia que consiste en acortar la vida de una persona anciana o enferma, administrándole medicamentos que provoquen o aceleren el momento de la muerte.
No se debe confundir la eutanasia con los cuidados paliativos, que se administran para mejorar la calidad de vida de los pacientes que tienen una enfermedad grave o potencialmente mortal.
Al enfermo que sufre se le pueden administrar calmantes (drogas o medicinas), según la intensidad de su dolor, aunque ello pueda indirectamente acortarle algo la vida.
Lógicamente será conveniente que antes de entrar el enfermo en un estado inconsciente o de coma, reciba los sacramentos y la asistencia espiritual.
Hoy la meditación nos invita a la reflexión sobre estas dos realidades tan presentes en nuestra sociedad, de las que siempre conviene tener las posturas muy definidas, pues no es tan difícil encontrarse en situaciones ante las que uno se debe manifestar e incluso actuar.
Hemos dicho ya en diferentes ocasiones lo importante que es tener una conciencia recta y bien formada, con la que poder hacer frente a la 'cultura de la muerte', que se manifiesta en el 'pensamiento dominante' y que alienta y favorece de una forma directa, tanto el aborto como la eutanasia.
Te ruego ya que reces a Dios Todopoderoso, por todas las necesidades y dificultades que tengan los Hermanos, que volvemos a encontrarnos aquí en torno a María, nuestra Madre y nuestra Guía. AMÉN.
Emilio Castrillón
MATER CHRISTI
Madrid - España
Buenos días.
Vayamos a considerar ya las partes que conforman el 5º Mandamiento de la Ley de Dios: No matarás.
Comencemos a repasar los pecados que se pueden cometer contra la vida corporal, pues aunque se esté exento de alguno de ellos siempre conviene revisarlos y tomar más clara conciencia de lo que son.
Comencemos por el homicidio, que es la muerte dada a otro sin legítima autoridad y con deliberación.
En el Catecismo de la Iglesia Católica, nº 2268 dice: "El quinto mandamiento condena como gravemente pecaminoso el homicidio directo y voluntario. El que mata y los que cooperan voluntariamente con él cometen un pecado que clama venganza al cielo”.
Y agrega el mismo punto: "El infanticidio, el fratricidio, el parricidio, el homicidio del cónyuge, son crímenes especialmente graves a causa de los vínculos naturales que destruyen. Preocupaciones de eugenesia o de salud pública no pueden justificar ningún homicidio, aunque fuera ordenado por las propias autoridades”.
Hay que afirmar con rotundidad que la vida es un don de Dios y sólo Él es dueño de la misma.
El Catecismo hace diferencia entre homicidio voluntario e involuntario; condena como gravemente pecaminoso el voluntario y directo, y aunque el involuntario no es moralmente imputable, "no se está libre de falta grave cuando, sin razones proporcionadas, se ha obrado de manera que se ha seguido la muerte, incluso sin intención de causarla”
Catecismo 2269. "El quinto mandamiento prohíbe hacer algo con intención de provocar indirectamente la muerte de una persona. La ley moral prohíbe exponer a alguien sin razón grave a un riesgo mortal, así como negar la asistencia a una persona en peligro.
La aceptación por parte de la sociedad de hambres que provocan muertes sin esforzarse por remediarlas es una escandalosa injusticia y una falta grave. Los traficantes cuyas prácticas usurarias y mercantiles provocan el hambre y la muerte de sus hermanos los hombres, cometen indirectamente un homicidio. Este les es imputable. (cfr. Am 8,4-10)”
No se considera homicidio la muerte que pueda ocasionarse en legítima defensa ante un agresor injusto. Si éste nos ataca poniendo en peligro nuestra vida, debemos defendemos en proporción a la violencia de que somos víctimas.
La legitimidad la facilita esta proporcionalidad de medios de defensa. Por ello no sería justificable utilizar medios contundentes frente a ataques con poco o nulo riesgo de nuestra vida.
A este respecto podemos leer en el Catecismo, nn. 2264- 2265: "El que defiende su vida no es culpable de homicidio, incluso cuando se ve obligado a asestar a su agresor un golpe mortal... La legítima defensa puede ser no solamente un derecho, sino un deber grave, para el que es responsable de la vida de otro, del bien común de la familia o de la sociedad”.
Es muy importante darse cuenta el alcance de todo lo que abarca este Mandamiento, máxime cuando estamos en una sociedad tan violenta como en la que nos ha tocado estar y vivir.
Dejamos aquí las consideraciones del 5º Mandamiento, pidiéndote que reces al Señor Jesús en su presencia eucarística, para que venga en ayuda de todas las necesidades de los Hermanos, que hoy volvemos a encontrarnos aquí en torno a María, nuestra Madre y nuestra Guía. AMÉN.
Emilio Castrillón
MATER CHRISTI
Madrid - España
Buenos días.
Si alguien preguntara que se ha de hacer para llevar una vida justa a los ojos de Dios, se le podría contestar de una forma tan sencilla como, cumpliendo su santa Voluntad.
La Voluntad de Dios se manifiesta en varios aspectos a tener en cuenta:
Llevando la vida bajo el signo de las Virtudes Teologales: Fe, Esperanza y Caridad.
Cumpliendo sus Mandamientos.
Viviendo los deberes del estado que se tenga, así como todo lo que el Señor quiera inspirar a través de la lectura y la escucha de su Palabra.
Vivir según la Voluntad de Dios es algo más sencillo que lo que se cree, porque el problema aparece cuando se tienen hábitos, costumbres, comportamientos, que resultan ser nocivos, que incluso no se quisieran tener pero que se han metido en el corazón de la persona y aunque en muchos caos la trastorna, se mantiene en ellos.
Es muy importante seguir, de la mano de nuestra Iglesia Católica, la vida según las Verdades de la Fe y de todos los demás medios que ella nos marca, nos enseña y nos ofrece.
Durante varias meditaciones fuimos considerando el Primer Mandamiento de la Ley de Dios, hoy vamos a comenzar el recuerdo y la revisión en el propio corazón del Quinto Mandamiento de la Ley de Dios, que la doctrina católica lo formula como "No matarás”.
Este Mandamiento nos manda querer bien a todos, así como perdonar a nuestros enemigos.
También exige respetar la vida corporal y espiritual, tanto la propia como la del prójimo en obra, palabra o deseo.
Enunciemos hoy simplemente los pecados que se pueden cometer contra la vida corporal y contra la vida espiritual.
Contra la vida corporal son: Homicidio, Aborto, Eutanasia, Suicidio, Heridas, Sedición, Terrorismo, Desafío o duelo, Drogas, Embriaguez.
Contra la vida espiritual son: Escándalo, Maldición, Insulto.
Como hicimos anteriormente, iremos desgranando uno a uno para ver con claridad lo que se pide al fiel cristiano en orden a este Quinto Mandamiento: "No matarás”.
Ya te pido que reces al Señor Jesús Sacramentado, para que venga en ayuda de todas las intenciones y necesidades de todos los Hermanos que nos encontramos aquí cada día, en torno a María, nuestra Madre y nuestra Guía. AMÉN.
Emilio Castrillón
MATER CHRISTI
Madrid - España
Buenos días.
Para concluir con los pecados que van contra el Primer Mandamiento de la Ley de Dios, nos falta por considerar la superstición que puede definirse como el culto tributado a un objeto indebidamente o a Dios de una forma viciosa e incorrecta, contraria incluso a la razón.
La superstición es la desviación del sentimiento religioso y de las prácticas que impone. Puede afectar también al culto que damos al verdadero Dios, por ejemplo, cuando se atribuye una importancia, de algún modo, mágica a ciertas prácticas, por otra parte, legítimas o necesarias. Atribuir su eficacia a la sola materialidad de las oraciones o de los signos sacramentales, prescindiendo de las disposiciones interiores que exigen, es caer en la superstición. (CIC nº 2111).
También lo son la creencia en agüeros, presagios, adivinaciones y curaciones, por medio de signos o prácticas misteriosas.
Asimismo el Primer Mandamiento condena el politeísmo y creer en otros dioses distintos al Dios verdadero, pues exige al hombre no creer en otros dioses más que al Dios verdadero (cfr. CIC nº 2112).
La idolatría, que consiste en divinizar lo que no es Dios, se trate de dioses o demonios, por ej., el satanismo o el poder, el placer, el dinero u otros que han de ver con la raza, con los antepasados... (CIC nº. 2113).
La adivinación, que es el recurso a Satán o a los demonios, la evocación de los muertos, y otras prácticas que equivocadamente se supone "desvelan” el porvenir: la consulta de horóscopos, la astrología, la quiromancia, La interpretación de presagios y de suertes, los fenómenos de visión, el recurso a "médium”... Todo esto está en contradicción con el honor y el respeto que debemos a Dios (CIC nº 2116).
También encontramos la superstición en las prácticas de magia o de hechicería, mediante las que se pretende domesticar potencias ocultas para ponerlas a su servicio y obtener un poder sobrenatural sobre el prójimo, aunque sea para procurar la salud; son gravemente contrarias a la virtud de la religión. Llevar amuletos es también reprensible y el espiritismo implica con frecuencia prácticas adivinatorias o mágicas. La Iglesia advierte a sus fieles que se guarden de él (CIC nº 2117).
La Palabra de Dios, sobre el pecado de superstición, manifiesta:
En Dt 18,10-12: "No ha de haber nadie que haga pasar a su hijo o hija por el fuego, que practique adivinación, astrología, hechicería o magia, ningún encantador ni consultor de espectros o adivinos, ni evocador de muertos. Porque quien hace estas cosas es abominable para Dios”.
En Gal 5,19-21: "Las obras de la carne son conocidas: idolatría, hechicería... orgías y cosas semejantes... quienes hacen tales cosas no heredarán el Reino de Dios”.
San Juan Pablo II, en su homilía del día 4 de septiembre de 1990, aclara lo que se esconde tras la superstición y lo que verdaderamente espera al supersticioso: "Las prácticas de brujería conducen a quienes se encuentran involucrados en ellas, a formas de esclavitud y de falsa adoración”.
Aquí concluimos todo lo que encierra y conlleva observar el Primer Mandamiento de la Ley de Dios: "Amarás a Dios sobre todas las cosas”.
Aprovechemos para poner la propia vida en orden, mediante una conciencia recta y cada vez mejor formada.
Y reza al Señor Jesús, hoy jueves en su presencia eucarística, por las necesidades de todos los Hermanos que aquí nos volvemos a encontrar en María, nuestra Madre y nuestra Guía. AMÉN.
Emilio Castrillón
MATER CHRISTI
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Buenos días en la Fiesta de Santa Teresa de Jesús.
Bien se sabe que de esta mujer castellana hay mucho que aprender y mucho que poder imitar.
Por ello traigo hoy este pensamiento suyo: "Dejar la oración es perder el camino”; lo que tantas veces pasa a las personas de Fe.
Y cuando no hay oración se hace muy costoso considerar algunas cosas, como las que hemos traído desde hace un tiempo hasta ayer.
Por ello y para que no se nos ‘vaya el hilo’, concluyamos el tema del pecado de sacrilegio que ayer comenzamos.
Siguiendo con las profanaciones de los Sacramentos, se comete sacrilegio por recibir los Sacramentos en pecado mortal.
Se comete, por tanto, en la recepción de la sagrada comunión que recibe el fiel sin limpiar sus pecados mortales, previamente en el sacra¬mento de la Penitencia.
Merece la pena resaltar la plausible costumbre de algunos de hacer Confesión General antes de recibir el Sacramento del Matrimonio.El único Sacramento al que se puede acercar el fiel cristiano en pecado mortal, después de recibido el bautismo, y que debe hacerlo cuando se está en esa situación de ruina espiritual, es la confesión.
Ahora bien, el Sacramento de la Penitencia puede ser recibido cometiendo sacrilegio cuando se hacen confesiones no válidas, bien porque se oculta, por vergüenza u otro motivo, algún pecado mortal, o bien porque, incluso en el caso de confesar todos los pecados, el penitente se acerca al Sacramento sin arrepentimiento sobrenatural, esto es, arrepentimiento de atrición o de contrición.
El primero, se refiere al arrepentimiento de los pecados por temor al castigo divino, y el segundo se refiere al arrepentimiento por el dolor de haber ofendido a Dios, por el amor que se le tiene.
También podría ser por no llevar la actitud noble y sincera de la conversión al Señor.
Todas son condiciones que la Iglesia declara como necesarias para la validez del Sacramento de la Confesión.
Bien, hasta aquí llegamos con el pecado de herejía que afecta directamente al Primer Mandamiento de la Ley de Dios: Amará a Dios sobre todas las cosas.
Alguna vez puede parecerle a uno que son muy duras las exigencias de nuestra Fe Católica, nunca más lejos; lo único que se necesita es querer vivir en la Verdad y ayudarse con la gran virtud de la Humildad.
Conoceréis la célebre referencia que hace Santa Teresa de Jesús en el libro de las Moradas: "la humildad es andar en la verdad”: en la Verdad que es Dios, en la verdad del propio corazón, en la verdad de lo que es la vida.
Vamos pues a seguir avanzando en nuestro deseo de santidad, haciendo camino de conversión cada día.
Tus Hermanos necesitamos tu valiosa oración de intercesión a la Santísima Trinidad, en favor de todas las necesidades de cada uno. AMÉN.
Emilio Castrillón
MATER CHRISTI
Madrid - España
Buenos días.
Nos quedan aún dos aspectos por considerar con relación al Primer Mandamiento de la Ley de Dios: el sacrilegio y la superstición.Veamos hoy el primero, aunque no lo podremos abarcar en este solo día.
Sacrilegio es la profanación de una persona, cosa o lugar sagrado.
Es fácil definir que la persona sagrada se refiere al sacerdote, religioso y religiosa, esto es, a cualquier persona consagrada a Dios.
La profanación de una persona sagrada, y por tanto el sacrilegio, se comete al injuriarlos gravemente, causándoles cualquier herida corporal o perpetrando cualquier acto que atente contra la castidad de ellos.
Resulta interesante ver la definición que da el Diccionario de la RAE al término profanar: deslucir, desdorar, deshonrar, prostituir, hacer uso indigno de cosas .respetables.
En cuanto a las ‘cosas sagradas’, digamos que son: Los Sacramentos y todas las cosas consagradas directamente al culto divino, como los cálices, patenas, albas, casullas, imágenes, cruces, etc., incluso otros objetos menos dignos de respeto, como son las lámparas, candeleros, etc.
En cuanto a la profanación de los Sacramentos, el sacrilegio, se confirma concretamente en quien los administra en pecado mortal y en quien los recibe igualmente en pecado mortal.
La profanación de los objetos sagrados se materializa, robándolos y haciendo uso de los mismos en actos meramente profanos.
En cuanto a la profanación de los lugares sagrados, digamos primero cuales son éstos: el interior de los templos, las capillas y oratorios públicamente consagrados al culto divino, así como los cementerios con dedicación o bendición.
La profanación de los lugares sagrados, y el pecado de sacrilegio consiguiente, ocurre cometiendo homicidios o atentados contra las personas en su interior, por graves impurezas o hechos gravemente injuriosos, realizados en ellos con escándalo de los fieles, contrarios a la santidad del lugar.
Será interesante profundizar y matizar un poco más en lo expuesto anteriormente, que lo haremos en la próxima ocasión, teniendo con lo dicho para entrar en esa reflexión personal que cada día nos proponemos al hilo de lo tratado.
Ya, por tanto, te pido que reces, al menos, un padrenuestro a Dios nuestro Padre, por todas las necesidades de los Hermanos que aquí nos volvemos a encontrar en María, nuestra Madre y nuestra Guía.
Emilio Castrillón
MATER CHRISTI
Madrid - España
Buenos días.
En este día penitencial como son todos los viernes del año, vamos a ver este aspecto de los pecados contra el Primer Mandamiento de la Ley de Dios que sabemos es: Amar a Dios sobre todas las cosas.
Hoy consideramos los pecados de ‘Impiedad’, que son aquellos que faltan gravemente con dichos o hechos:
Al respeto que se merecen los dogmas y misterios de la Religión Católica.
A la reverencia que se debe a María Santísima, a los Santos o a sus imágenes, especialmente a la Santa Cruz.
A la veneración que se merece el sacerdote, pues todo el ministerio sacerdotal se ejerce ‘en la persona de Cristo’.
En definitiva podemos resumir que es todo desprecio u hostilidad a la religión, mediante acciones o expresiones impías.
El Papa San Juan Pablo II el 14 de agosto de 1991, recordaba a todos los jóvenes del mundo que "La Cruz es el signo del amor inefable, el signo que revela que Dios es amor”.
Estos diferentes aspectos o pecados que se pueden cometer englobados en el Primen Mandamiento, nos dan imagen de las dos caras de la misma moneda.
En el anverso la inmensa grandeza de Dios en sus Tres Personas, con todos sus atributos.
Y en el reverso la criatura humana que Dios creó en su infinito Amor, para que voluntaria y libremente aceptara todo ese Amor con el que fuimos creados cada uno.
Y aquí encontramos el secreto y la razón de la necesidad de cada uno de hacer camino de Conversión.
Conviene recordar, aunque solo sea en enunciado, loa atributos de Dios para que veamos quién quiere enamorar nuestro corazón, nuestra alma.
· Atributos naturales: Eterno - Inmutable - Omnipresente - Omnisciente - Omnipotente - Omnisapiente.
· Atributos morales: Dios es Amor - Dios es Justicia - Dios es Verdad - Dios es Sabiduría - Dios es Santo.
Mientras nos examinamos de los posibles pecados de impiedad que podamos haber cometido, te pido que reces ya, como cada día, por todas las necesidades de los Hermanos aquí reunidos en torno a María, nuestra Madre y nuestra Guía. AMÉN.
Emilio Castrillón
MATER CHRISTI
Madrid - España
Buenos días.
Resulta muy interesante abordar un nuevo grupo de los pecados que se pueden cometer dentro del Primer Mandamiento de la Ley de Dios, como los pecados de simonía.
En una definición rápida y concisa diremos que el pecado de simonía los cometen quienes trafican con las cosas sagradas.
Aquí habrá que distinguir los que trafican con bienes materiales, o sea comprando o vendiendo por dinero: sacramentos, sacramentales, imágenes robadas que han estado destinadas a la veneración de los fieles, con los que utilizan los bienes espirituales, como puede ser el culto, sacramentos, sacramentales, etc., para sus propios intereses públicos, sean del tipo que sean.
Los que se dirigen por aquel dicho popular que "el fin justifica los medios”, son capaces de incurrir en los errores o pecados que sean necesarios para conseguir el objetivo planteado.
Lo cual es caer en una trampa que acabará teniendo un coste muy alto, incluso humanamente, pues nunca el hombre puede reírse de Dios, aunque sea implícitamente.
Que el Espíritu Santo nos asista con su Luz, para comprender bien lo que es vivir en la pureza de corazón y en la rectitud de conciencia, para que nunca caigamos en este grave pecado de simonía, y si así hubiera sido, que el arrepentimiento sea haga manifiesto acudiendo lo antes posible al sacramento de la confesión.
Las necesidades de todos los Hermanos necesitan hoy también tu sencilla oración, que con Fe y Esperanza, pueda alcanzar de la Santísima Virgen su poderosa intercesión para su mejor solución. AMÉN.
Emilio Castrillón
MATER CHRISTI
Madrid - España
Buenos días.
Debido a las diferentes fechas significativas del presente mes, hemos descuidado la consideración que estamos haciendo de los pecados que se cometen contra el Primer Mandamiento de la Ley de Dios: Amar a Dios sobre todas las cosas.
Hoy vamos a comenzar a ver los pecados que se pueden cometer contra la religión por defecto, al faltar al honor y al respeto debido a Dios.
Comprende cuatro formas distintas de pecados: la Tentación a Dios, el Sacrilegio, la Impiedad y la Simonía.
Veamos el primero de ellos: ‘la tentación a Dios’.
Este pecado se comete cuando se pone a prueba, sin motivo justo, cualquier atributo del Señor, como es su Poder, su Sabiduría, su Justicia o su Misericordia.
Estaría tentando a Dios el que esperase sin razón un milagro, como poder vivir sin comer, curarse sin ir al médico y sin aplicar el tratamiento recetado, etc.
Igualmente tentaría a Dios quien esperara salvarse sin abandonar el pecado, sin hacer ningún movimiento de conversión de vida.
En la relación con Dios debe primar la sencillez y la humildad, pues se trata del respeto que representa un padre y al que hay que tratar con gran confianza pero conociendo bien los límites de las cosas, por ello no se puede esperar conseguir las gracias o favores que se le pidan de modo indebido, de ahí que el apóstol Santiago advierta: "Pedís y no recibís, porque pedís mal, con la intención de satisfacer vuestras pasiones” (Sant 4,3).
En este punto de ‘pedir bien’ a Dios, ha de tenerse en cuenta básicamente la realidad de lo que se trate, conocer bien las situaciones y circunstancias, para, de este modo, pedir con precisión, pues cuando hay realidades tan terribles como las leyes absolutamente contrarias a la Ley de Dios: eutanasia, aborto y un largo etcétera que violan lo más básico que Dios implantó en la Creación, ¿cómo se quiere que haya complacencia por parte de Dios? La complacencia será de Satanás y del infierno. Así ¿qué se puede esperar?
De aquí mi insistencia, por un lado, trabajar con sinceridad, honradez, humildad, honestidad, pobreza..., por la propia conversión de vida, por otro lado, rezar con insistencia por la conversión de la sociedad para que rechace el pecado en todas sus variantes, y, también, ofrecer cuanto se pueda en expiación, reparación y purificación de tantos y tantos excesos en el orden del pecado, que es fácil ver y con los que se vienen atropellando tantas cosas buenas y hasta elementales de la convivencia humana.
Comprendo que este pecado de la ‘tentación a Dios’ es muy serio, porque como veis tiene un alcance grande, pero confío que tomarás el tiempo necesario para que con la asistencia del Espíritu Santo, al que has de invocar su asistencia, podrás centrar bien las idean y tomar clara conciencia de la realidad en la que todos estamos inmersos, cada uno con la responsabilidad que le corresponda en orden de su vida y de sus hechos.
No obstante, no dejes de rezar por las necesidades del resto de los Hermanos, que contigo nos reunimos aquí en torno a María, nuestra Madre y nuestra Guía. AMÉN.
Emilio Castrillón
MATER CHRISTI
Madrid - España
Buenos días en el Día del Señor.
La cuestión de cómo vivimos el Día del Señor es una pregunta recurrente en esta sociedad nuestra.
El Día del Señor debe ser un día dedicado primordialmente a Él, pues no se debe olvidar que todo lo hemos recibido de su bondad misericordiosa.
No se puede confundir entre el bien y el mal, entre la bondad y la maldad, porque cuando así ocurre ha entrado en la persona el desconcierto por la obnubilación de la conciencia.
De Dios: Padre, Hijo y Espíritu Santo, salió toda la creación y lo que representa el hombre en medio de tal prodigio maravilloso, que no debemos ni olvidar ni despreciar.
El Día del Señor es un alto en el camino ordinario de la vida para renovar la conciencia de que somos creyentes, de poner las cosas en su sitio y de volverse a Dios para, diríamos, ajustar las cuentas de cómo han ido las cosas en los días de la semana.
Y todo esto tiene un cauce: la Oración, el encuentro con el Señor en la más absoluta intimidad siguiendo el consejo evangélico: "Tú, en cambio, cuando ores, entra en tu cuarto, cierra la puerta y ora a tu Padre, que está en lo secreto, y tu Padre, que ve en lo secreto, te lo recompensará” (Mt 6,6).
En este ambiente natural de la relación del hijo con su Padre, del cristiano con su Dios y Señor, la persona va creciendo en todas las dimensiones de su existir y de su vivir en la búsqueda de la plenitud posible en esta vida, para luego llegar a la participación plena y para siempre del AMOR, que es Dios.
Vamos construyendo estos días del domingo para que verdaderamente sean para cada uno y los suyos, el oasis en el que disfrutar de la Vida verdadera, de todo lo que es Dios en sus atributos que se nos da con gran misericordia en cuanto nos abrimos a Él.
No dejes de rezar con la firmeza de la Fe y la confianza de la Esperanza, en favor de las intenciones y necesidades de todos los Hermanos que aquí nos encontramos nuevamente en María, nuestra Madre y nuestra Guía. AMÉN.
Emilio Castrillón
MATER CHRISTI
Madrid - España
Buenos días.
Seguimos desgranando todos aquellos pecados que afectan al Primer Mandamiento de la Ley de Dios, que sabéis prescribe "Amar a Dios sobre todas las cosas”.
En los que van contra la Caridad nos queda por considerar aquellos que sería 'el incumplimiento de los demás mandamientos'.
El Señor Jesucristo nos dice: "El que acepta mis mandamientos y los guarda, ese me ama; y el que me ama será amado por mi Padre, y yo también lo amaré y me manifestaré a él” (Jn 14,21).
Como veis, está perfectamente definido por el propio Jesucristo, de manera que pareciendo una obviedad resulta tener una gran transcendencia, pues el Señor dice que ‘guardar sus mandamientos’ expresa el amor a Él, lo que conllevará ser amado por su Padre y también por Él, con la promesa de manifestarse en quien así se comporte.
Por ello se puede concluir que cuando se falta a cualquiera de los nueve mandamientos restantes, cuando se peca contra cualquiera de ellos, en mayor o menos gravedad, se está faltando también a este Primer Mandamiento.
Se puede concluir, pues, que rara será la confesión en la que no se haya que acusar de faltar al Primer Mandamiento, directa o indirectamente.
Ya sabemos lo importante que es vivir en la Gracia de Dios y lo que se ha de trabajar para mantenerse en la vida de la Gracia, particularmente en los tiempos presentes en los que se nos sugiere, por tantos caminos, la seducción del pecado bajo los mil halagos que se le brindan a los sentidos, aderezado todo ello por el relativismo que alienta la maldita pregunta que lanzamos en cuanto aparece el ‘disco rojo’: ¿...Y por qué no?
Ahí os dejo Hermanos en este día de oración y penitencia, cual es el día viernes de la semana, para que con gran pobreza y puestos en la presencia de Dios podáis ver vuestra íntima verdad. "No tengas miedo", te diría San Juan Pablo II.
Pero sí reza ya al buen Padre Dios para que venga con su Gracia a resolver todos los problemas, inquietudes y necesidades de los Hermanos, que aquí nos volvemos a encontrar en María, nuestra Madre y nuestra Guía. AMÉN.
Emilio Castrillón
MATER CHRISTI
Madrid - España
Buenos días.
Vamos a considerar los pecados que se pueden cometer contra la Caridad, dentro del Primer Mandamiento de la Ley de Dios que venimos reflexionando: Amarás a Dios sobre todas las cosas; en concreto hoy veremos aquellos de ‘Desamor a Dios’.
Comencemos con un ejemplo sencillo: ¿Se concibe una pareja de novios en la que apenas hubiera comunicación entre ellos, en la que nunca hubiera tiempo para estar juntos?
Ese comportamiento sería un signo claro de desamor.
Este pecado de 'desamor a Dios' o acedía se concreta en las faltas de atención hacia Dios; en las faltas de comunicación con Él por causa de pereza, tedio o disgusto de las cosas espirituales.
Se manifiesta cuando no se hace oración, cuando no se medita su Palabra, cuando no se vive en su presencia.
Nos dice el Catecismo de la Iglesia Católica, 2098: "Los actos de fe, esperanza y caridad que ordena el Primer Mandamiento se realizan en la oración. La elevación del espíritu hacia Dios es una expresión de nuestra adoración a Dios: oración de alabanza y de acción de gracias, de intercesión y de súplica. La oración es una condición indispensable para poder obedecer los Mandamientos de Dios”.
El pecado de ‘desamor a Dios’ es la consecuencia de faltar al mandamiento del Señor: "Orad sin cesar” (1 Tes 5,17; cf Col 4,2)
Pues la oración transforma a los cristianos en la "luz del Señor", afirma San Juan Pablo II (30-1-1990), dejándonos, su ausencia, en tinieblas.
Santa Teresa de Jesús dirá: "No me parece que es otra cosa perder el camino sino dejar la oración”.
El Catecismo, 2094, señala en este pecado del ‘desamor a dios’ diversos matices muy interesantes y aclaratorios.
"La indiferencia, dice, descuida o rechaza la consideración de la caridad divina; desprecia su acción proveniente y niega su fuerza.
La ingratitud omite o niega reconocer la caridad divina y devolverle amor por amor.
La tibieza es vacilación o negligencia en responder al amor divino; puede implicar la negación a entregarse al movimiento de la caridad.La pereza espiritual llega a rechazar el gozo que viene de Dios y a sentir horror por el bien divino".
Como queda claro, este pecado de ‘desamor a Dios’ es muy sutil, que no veo yo que sea difícil incurrir en él, aunque de su gravedad, en tal caso, será la propia conciencia la que deberá hablar, pero siempre que esté bien formada: el gran trabajo que tiene la persona durante toda su vida.
Con paz y gran confianza, te pido que reces a Dios nuestro Padre, hoy también, en favor de las necesidades, espirituales y materiales, de los Hermanos que aquí nos encontramos en María, nuestra Madre y nuestra Guía. AMÉN.
Emilio Castrillón
MATER CHRISTI
Madrid - España
Buenos días.
Avanzando en los pecados que afectan al Primer Mandamiento: ‘Amarás a Dios sobre todas las cosas’, nos queda por considerar en los referentes a los pecados contra la Caridad, que es Dios, el del ‘Odio al prójimo’.
Es el pecado contra el amor denunciado por Jesucristo en el Sermón de la Montaña, que recoge el evangelio de San Mateo 5,43-46: "Habéis oído que se dijo: Amarás a tu prójimo y odiarás a tu enemigo. Pues yo os digo: Amad a vuestros enemigos y rogad por los que os persigan, para que seáis hijos de vuestro Padre celestial, que hace salir su sol sobre malos y buenos, y llover sobre justos e injustos. Porque si amáis a los que os aman, ¿qué recompensa vais a tener? ¿No hacen eso mismo también los publicanos?”.
Las palabras del Señor Jesucristo hablan por sí mismas y son tan claras como rotundas; pero a la naturaleza humana no le es fácil asumirlas, casi ni aceptarlas.
Por otra parte, en este episodio vemos, una vez más, cómo el Señor Jesucristo se expresa desde la lógica más sencilla que cualquiera puede entender y comprender; solamente hay que tomar el último párrafo para ver lo que decimos; dice el Señor: "Porque si amáis a los que os aman, ¿qué recompensa vais a tener? ¿No hacen eso mismo también los publicanos?”.
Algo tan sencillo como es la diferenciación entre el que tiene FE y entre el que no la tiene, lo cual nos debe hacer pensar con frecuencia en la exigencia de mantenernos en las verdades de nuestra fe católica para poder aguantar los envites que nos lanza el mundo y la misma sociedad, con todas sus seducciones contrarias al Amor de Dios.
Creo que bien merece la pena pararse un poco a pensar, porque si nos preguntasen: ¿Tú, odias a algún prójimo, sea enemigo o no?, a buen seguro que contestaríamos con un ‘no’ espontaneo, pero el Señor llega a decir: "Amad a vuestros enemigos y rogad por los que os persigan, para que seáis hijos de vuestro Padre celestial”.
Reza ya con fe y esperanza al Señor Jesucristo, nuestro Maestro, por todas las necesidades, espirituales y materiales de los Hermanos, aquí congregados en María, nuestra Madre y nuestra Guía. AMÉN.
Emilio Castrillón
MATER CHRISTI
Madrid - España
Buenos días
Nos queda pendiente, dentro de los pecados contra el Primer Mandamiento de la Ley de Dios, los relativos contra la Caridad, entre los que sobresale el ‘odio a Dios’, algo que suena muy fuerte pero que desgraciadamente se da en los comportamientos obscenos del ser humano.
La magnitud de este pecado es enorme.
El Catecismo señala que este pecado "tiene su origen en el orgullo, que se opone al amor de Dios cuya bondad niega” (n. 2094)
Los que son capaces de odiar a Dios, deberían leer y meditar detenidamente el texto de la Sagrada Escritura, que dice con toda claridad como rotundidad: "No os engañéis, de Dios nadie se burla” (Gál 6,7).
El Catecismo de la Iglesia Católica nos enseña en el n. 2093, que "La fe en el amor de Dios encierra la llamada y la obligación de responder a la caridad divina mediante un amor sincero. El primer mandamiento nos ordena amar a Dios sobre todas las cosas y a las criaturas por Él y a causa de Él (cf Dt 6, 4-5).
Y en el n 2094, que "Se puede pecar de diversas maneras contra el amor de Dios.
La indiferencia descuida o rechaza la consideración de la caridad divina; desprecia su acción preveniente y niega su fuerza.
La ingratitud omite o se niega a reconocer la caridad divina y devolverle amor por amor.
La tibieza es una vacilación o negligencia en responder al amor divino; puede implicar la negación a entregarse al movimiento de la caridad.
La acedía o pereza espiritual llega a rechazar el gozo que viene de Dios y a sentir horror por el bien divino.
El odio a Dios tiene su origen en el orgullo; se opone al amor de Dios cuya bondad niega y lo maldice porque condena el pecado e inflige penas”.
Creo que sobran más comentarios, pues lo más importante es la reflexión íntima y sincera de cómo está nuestro corazón, atento y vigilante, para no caer en ninguna de las manifestaciones que la doctrina de la Iglesia entiende como el odio a Dios.
Y ya te pido la oración de cada día, sencilla y humilde de un padrenuestro al menos, a Dios Padre para que atienda las necesidades de todos los Hermanos que aquí nos encontramos en María, nuestra Madre y nuestra Guía. AMÉN.
Emilio Castrillón
MATER CHRISTI
Madrid - España
Buenos días.
Es una obviedad recordar que estamos en plena época estival, propia para el descanso y el relajamiento, lo malo es que este relajamiento puede excederse de lo que necesita la mente y el cuerpo por el trabajo y las preocupaciones del año, para derivar en un relajamiento de costumbres y llegar al descuido de mantener los límites que exige la moral en todos sus aspectos.
Por ello, aun siendo tiempo de descanso no se debe abandonar la reflexión de todo aquello que conforma el depósito de la Fe, recordando todo lo que nos exige y seguir el camino de conversión, que al menos supone ir rectificando los caminos equivocados.En relación con el Primer Mandamiento de la Ley de Dios y los pecados que se pueden cometer contra la Esperanza, están los relativos a Desesperación, que vamos a considerar.
Este pecado consiste en confiar demasiado poco en la bondad de Dios, creyendo que es imposible obtener el perdón de los pecados, la victoria contra las pasiones y la salvación eterna.
Es la posición contraria al pecado de presunción que veíamos días pasados, en aquel todo se abandona a la misericordia de Dios y en este se desconfía de la misma misericordia de Dios y de su bondad.
Ciertamente cuesta mucho a las personas vivir en el equilibrio justo de las cosas, de los sentimientos y de la razón en su lógica más viva y verdadera.
Se han de cuidar mucho los estados de ánimo que provocan las diferentes situaciones que se presentan, para poder ir afrontando y resolviendo convenientemente cada una de ellas, evitando toda alteración que va a producir estados de enojo, cuando menos, o de cólera, cuando más.
La Esperanza, como virtud teologal que recibimos en el Bautismo, ha de ser el motor que impulse todo el camino de la Fe, que se necesita recorrer, en la Caridad, hasta que llegue el primer paso de los Novísimos: la muerte.
Pues cuando la Esperanza pierde fuerza en la vida de la persona, ésta, antes o después, irá a la deriva, pues aparecerán: primero el desánimo, luego la desesperanza, para desembocar en la desesperación.
Por todo ello, habrá que atender con cuidado esmerado esta gran virtud de la ESPERANZA.
Ya te pido la oración de cada día, al menos un padrenuestro a Dios nuestro Padre, por la superación y solución de todos los problemas de los Hermanos, que aquí nos encontramos en María, nuestra Madre y nuestra Guía. AMÉN.
Emilio Castrillón
MATER CHRISTI
Madrid - España
Buenos días.
Hemos visto los pecados contra la FE en el contexto del Primer Mandamiento de la Ley de Dios: Amarás a Dios sobre todas las cosas.
Contra la Esperanza, dentro de este mismo Primer Mandamiento, se puede pecar por presunción y/o por desesperación.
Nos vamos a fijar en las faltas o pecados por presunción dentro de los pecados contra la Esperanza, que consiste en confiar demasiado en la bondad de Dios, para continuar viviendo en el pecado y sin controlar las pasiones. Es decir, es un abuso de la misericordia divina.El Catecismo de la Iglesia Católica, punto 2.092, introduce dos clases de presunción:
'Bien el hombre presume de sus capacidades, esperando poder salvarse sin la ayuda de Dios, o bien presume de la omnipotencia o de la misericordia divina, esperando obtener su perdón sin conversión y la gloria sin mérito'.
Son muchos los santos que con sus escritos y sus sermones advierten sobre este pecado; veamos alguno de ellos.
San Alfonso María de Ligorio dedica una preciosa homilía a este tipo de pecadores en la que dice: "Hermano mío: cuida de tu alma, ten compasión de ella pues se halla muy enferma... Porque quien abusa de la misericordia divina se expone a que la misericordia divina lo abandone...”.
San Juan de Ávila decía que tolerar a quien se autorizara de la misericordia para ofender a Dios, no sería ya misericordia sino falta de justicia. La misericordia de Dios está prometida solamente a quienes temen al Señor, no a quienes lo desprecian, como cantó la Virgen, Madre de misericordia: "La misericordia del Señor, por generaciones y generaciones, para aquellos que le temen...” (Lc 1,50).
Escribe San Bernardo que la confianza que tienen los pecadores cuando pecan, fiándose previamente de la bondad de Dios, no les atrae las bendiciones, sino las maldiciones de Dios... ¡Falsa esperanza, dice, que a tantos cristianos perdió!...
Y el mismo San Bernardo dirá también "que el castigo de Lucifer no se hizo esperar por una tremenda razón: Lucifer estaba totalmente seguro de que, al rebelarse contra Dios, no se le castigaría. Estaba tan seguro de la bondad de Dios, que abusó de ella. Lucifer es hoy el demonio".
San Agustín llega a decir: "No se podría contar la enorme cantidad de engañados por esta vana esperanza...”
Y concluimos con San Juan Crisóstomo que afirma que hasta Judas se perdió, por traicionar a Jesús, pero teniendo total confianza que su bondad le aplicaría misericordia. Y dirá: "Estos pecadores serán castigados, sobre todo, con el abandono de Dios... el mayor de los castigos...”
No tengo nada más que agregar. Mi deseo es que te abras al Espíritu Santo para que te ilumine y ayude a comprender bien este pecado, así como a escrutar tu corazón en nobleza y rectitud.
Y ya te pido que reces hoy también a la Santísima Virgen María, en favor de todas las necesidades de los Hermanos que aquí nos encontramos. AMÉN.
Emilio Castrillón
MATER CHRISTI
Madrid - España
Buenos días.
Nos queda aún dentro de los pecados contra el Primer Mandamiento de la Ley de Dios: "Amarás a Dios sobre todas las cosas”, de aquellos que van contra la Fe, el de la ‘Duda’ que vamos a considerar hoy.
Ya vimos que cuando la duda sobre algunas verdades de fe se produce de forma pertinaz, es herejía.
En el aspecto de la duda que nos ocupa, se incluyen los pecados de ‘duda no pertinaz’, que se admiten de forma voluntaria y advertida sobre alguna de las verdades de fe católica.
La gravedad de este pecado depende de la trascendencia de la verdad puesta en duda.
El Catecismo de la Iglesia Católica, punto 2088, señala una aclaración entre duda voluntaria y duda involuntaria
"La duda voluntaria respecto a la fe, descuida o rechaza tener por verdadero lo que Dios ha revelado y la Iglesia propone creer.
La duda involuntaria designa la vacilación en creer, la dificultad de superar las objeciones con respecto a la fe o también la ansiedad suscitada por la oscuridad de ésta. Si la duda se fomenta deliberadamente, la duda puede conducir a la ceguera del espíritu”.
Como queda claro, la vacilación en creer, como la dificultad de aceptar las objeciones que se suscitan por la oscuridad de la propia fe, puede llevar a la persona a la ceguera del espíritu, como enseña el Catecismo, lo que es grave y muy penoso por sus consecuencias.
En el Evangelio hay un testimonio muy elocuente. Jesús Resucitado se aparece a los Apóstoles. Tomás no está y cuando se lo dicen el replica no creerlo: "Si no veo en sus manos la señal de los clavos, si no meto el dedo en el agujero de los clavos y no meto la mano en su costado, no lo creo”, continua el evangelio diciendo: "A los ocho días, estaban otra vez dentro los discípulos y Tomás con ellos. Llegó Jesús, estando cerradas las puertas, se puso en medio y dijo: ‘Paz a vosotros’. Luego dijo a Tomás: ‘Trae tu dedo, aquí tienes mis manos; trae tu mano y métela en mi costado; y no seas incrédulo, sino creyente’. Contestó Tomás: ¡Señor mío y Dios mío! Jesús le dijo: ‘¿Porque me has visto has creído? Bienaventurados los que crean sin haber visto" (Jn 20,25-29).
Y aquí está la clave: "Bienaventurados los que crean sin haber visto”.
Que importante es aceptar la Fe, recibida y profesada en el Bautismo, con pobreza y humildad.
Como cada día, te pido reces a Dios nuestro Padre, al menos un padrenuestro, en favor de todas las necesidades de los Hermanos, en las que estarán incluidas las tuyas, si así lo crees y lo deseas en virtud de las oraciones del resto de los Hermanos. AMÉN.
Emilio Castrillón
MATER CHRISTI
Madrid - España
Buenos días
Es muy importante seguir avanzando en recordar los pecados que se pueden cometer contra la FE, en relación con el Primer Mandamiento de la Ley de Dios.
Hoy vamos a fijarnos en la Herejía, que es la NEGACIÓN PERTINAZ, después de recibido el bautismo, de una VERDAD que ha de creerse con fe divina y católica, o la duda pertinaz sobre la misma. La Iglesia considera de mucha gravedad este pecado contra el Primer Mandamiento.
En definición del diccionario de la RAE, la herejía es un error sostenido con pertinacia.
El problema que existe en los miembros de la Iglesia Católica, es que no siempre hay una mínima formación para conocer las Verdades definidas de nuestra FE, además de que también se puede carecer del interés o del sentido de la responsabilidad por saber cuál es el depósito de la Fe Católica, que se ha profesado en el Bautismo.
Podemos decir que el depósito fundamental de las verdades de fe nos viene directamente desde los Apóstoles, que fueron los testigos directos, sin intermediarios, de todo cuanto hizo y dijo nuestro Señor Jesucristo y que lo proclamamos en la Profesión de Fe.Por tanto, se comete herejía, al negar de forma pertinaz:
Que Dios es Padre Todopoderoso.
Que Dios es Creador de cielo y tierra.
Que Jesucristo es su Único Hijo, hombre verdadero y Dios verdadero, y los demás atributos suyos incluidos en el Credo.
Al Espíritu Santo.
La santa Iglesia Católica.
La comunión de los santos.
El perdón de los pecados.
La resurrección de la carne.
La vida eterna.
Hay otras verdades definidas por la Iglesia como dogmas de fe no incluidas en el Credo, que suelen ser objeto de negación de forma más generalizada, pero que la enumeración aquí sería muy extensa, aunque se pudiera hacer en otro momento.
Santo Tomás de Aquino matiza que "el hereje suele aceptar la Palabra de Dios sólo en aquello que le convence y, por tanto, no como Palabra de Dios sino como razonamiento humano”.
En "Las sentencias de los Santos Padres del desierto”, el apotegma número 21 es muy iluminador para comprender la gravedad del pecado de herejía.
La FE lleva a la persona a tener certezas, para creerlas y vivirlas, sin apartarse de ellas, y poder así hacer el camino de conversión que todos vamos necesitando.
Por favor, con la certeza de que tu oración es muy valiosa ante Dios, reza ya, aun cuando sea brevemente, por todas las necesidades de los Hermanos, que volvemos a encontrarnos aquí en torno a María, nuestra Madre y nuestra Guía. AMÉN.
Apotegma 21 de "Las sentencias de los Santos Padres del desierto"
"Entre los grandes Padres, existió un anciano llamado Agatón, muy famoso por su humildad y paciencia.
En cierta ocasión acudieron a verle unos hermanos, que habiendo oído de su humildad y queriendo poner a prueba su paciencia y su humildad, le dijeron:
Muchos se escandalizan de ti, Padre, porque estás lleno del vicio de la soberbia, y por eso desprecias a los demás y los tienes en nada, y no dejas de hablar mal de los hermanos. Dicen también muchos que haces eso porque tienes el vicio de la fornicación, y para que no parezca que eres el único que te equivocas, por eso no dejas de calumniar.
A lo cual respondió el anciano:
Todos esos vicios que habéis dicho, reconozco que los tengo en mí y no puedo negar tantas iniquidades mías Y echándose por tierra, veneraba a los hermanos y les decía: Os ruego, hermanos, que roguéis intensamente por este miserable y no dejéis de pedir por mis muchos pecados contra Cristo el Señor para que me conceda el perdón a mis muchas y graves iniquidades.
A todas estas cosas, los citados hermanos añadieron:
Y no se te oculte que muchos afirman que eres hereje.
Al oír esto el anciano les dijo:
Aunque -haya caído en otros muchos pecados, sin embargo en modo alguno soy hereje. Fuera de mi alma eso. Entonces todos los hermanos que habían venido a verle, se echaron a sus pies y le decían:
Te rogamos, Padre, que nos digas por qué cuando te acusábamos de tantos vicios y pecados, no te has conmovido por ninguno, y en cambio reaccionaste ante la palabra hereje y la aborreciste hasta el punto de no poder oírla.
El anciano les dijo: Aquellos pecados y culpas sufrí con la humildad, para que me tuvieseis por pecador, porque sabemos que si guardamos la virtud de la humildad hay gran provecho para el alma, pues Nuestro Señor Jesucristo, cuando los judíos le acusaban de muchas contumelias y vicios, todos los llevó con paciencia, para darnos ejemplo de humildad. Trajeron testigos falsos que dijeron contra Él muchas cosas falsas y todo lo llevó con paciencia hasta la muerte de cruz. Por eso el Apóstol Pedro predicaba: ‘También Cristo sufrió por vosotros, dejándoos ejemplo para que sigáis sus huellas’ (1 Ped 2,21). Conviene, pues, con paciencia y humildad sufrir todas las adversidades. Pero cuando me acusasteis de hereje, no lo pude sufrir y lo detesté mucho porque la herejía es separación de Dios. El hereje se aparta de Dios vivo y verdadero y se une al diablo. Porque separado de Cristo ya no tiene a Dios para que ore por sus pecados, y perece totalmente. Pero si se convierte a la verdadera fe católica, la fe de la Santa Iglesia, es acogido por el bueno y piadoso Salvador nuestro Cristo y vuelve a reconciliarse con el Dios verdadero, Creador y Salvador nuestro Jesucristo que está en el Padre como Hijo siempre en el Espíritu Santo. A Él la gloria por los siglos de los siglos. Amén.
Emilio Castrillón
MATER CHRISTI
Madrid - España
Buenos días en el DÍA DEL SEÑOR.
A poco más de una semana para comenzar oficialmente el verano, bien merece pensar en esta estación veraniega para que no pille de sorpresa y, sobre todo, no arrastre en aquello que es nocivo y que este tiempo lo propicia con bastante facilidad.
Este año vuelve a ser atípico por lo sufrido en los meses anteriores, como lo fue también el pasado año, con alguna característica distinta, pero ahí están los resultados.
Mi llamada de atención es a tomar conciencia de varias cosas.
as manifestaciones religiosas, como pueden ser procesiones, romerías, etc., siguen vetadas con los manidos argumentos de evitar aglomeraciones y otros similares, de lo que mucho se podría matizar, pero que el mal espiritual para el pueblo católico ahí está y veremos cuándo, cuánto y cómo se puede recuperar.
Por otra parte, la gente busca el descanso y la expansión lógica y necesaria, después de vivir situaciones complejas y difíciles en muchos casos, pero lo que no se ha de olvidar es que todos necesitamos mantener el orden y los límites dentro de las buenas costumbres, sin excesos de ningún tipo, que a medio y largo plazo pasan sus facturas para llegar después a los lamentos que ya no solucionan nada.
Ante todas las presiones que se tienen en estos tiempos, somos los propios creyentes los que estamos obligados a mantener vivo el espíritu de la Fe, así como las exigencias del Bautismo en la observancia de los Mandamientos de la Ley de Dios, pues de lo contrario la deriva moral que se la percibe avanzar por los caminos de la relatividad, la permisividad, la confusión y degradación de los valores y conceptos de la cultura cristiana, cada vez será mayor.
Manteniendo la Esperanza de la que hablábamos los días pasados, con el realismo objetivo de lo que acontece, encaremos este tiempo veraniego con responsabilidad y ayudemos a los demás a que lo hagan igualmente.
Hoy, también, los problemas y necesidades de los Hermanos necesitan tu oración; hazla con fe y esperanza a María, nuestra Madre y nuestra Guía. AMÉN.
Emilio Castrillón
MATER CHRISTI
Madrid - España
Buenos días
A propósito de la cuestión que abordábamos ayer de la Fidelidad como cualidad de la persona, hoy volviendo a los diferentes aspectos que estamos viendo acerca del Primer Mandamiento de la Ley de Dios, vamos a pararnos en el pecado contra la Fe de INFIDELIDAD.
Este es el pecado de los gentiles, ateos, agnósticos, y de todos los que se niegan a creer en Dios. (cfr. Catecismo 2123-2128).
Es el grave pecado de los que rechazan la salvación que Dios ofrece al hombre por medio del Espíritu Santo y gracias a la muerte de Cristo en la Cruz.
También suele llamarse a este pecado: ‘Blasfemia contra el Espíritu Santo’, del que Jesús dirige en el evangelio las más duras palabras, pues son palabras ‘de no perdón’.
Mt 12,31-32: "Por eso os digo que cualquier pecado o blasfemia serán perdonados a los hombres, pero la blasfemia contra el Espíritu no será perdonada. Y quien diga una palabra contra el Hijo del hombre será perdonado, pero quien hable contra el Espíritu Santo no será perdonado ni en este mundo ni en el otro.”
San Juan Pablo II, en la Encíclica ‘El Espíritu Santo’ comenta este trascendental texto evangélico diciendo: "La blasfemia contra el Espíritu Santo no consiste en el hecho de ofender con palabras al Espíritu Santo... consiste precisamente en el rechazo radical de aceptar esta remisión (de los pecados), es decir, el rechazo radical a convertirse...
La blasfemia contra el Espíritu Santo es el pecado cometido por el hombre, que reivindica un pretendido "derecho a perseverar en el mal”, en cualquier pecado, y rechaza así la Redención de Jesucristo...”
Por ello, el pecado de infidelidad o blasfemia contra el Espíritu Santo consiste en que el hombre "se encierre en el pecado”, haciendo por su parte imposible la conversión, y, en consecuencia, también la remisión o el perdón de sus pecados, porque los considera sin importancia para su vida.
San Juan Pablo II afirma: "ésta es una condición de ruina espiritual, dado que la blasfemia contra el Espíritu Santo no permite al hombre salir de su auto prisión”.
Las dos manifestaciones más concretas de este pecado, declara el Papa, son: La pérdida del sentido del pecado, es decir, creer que ya nada es pecado, lo diga quien lo diga, viviendo conforme a ese principio amoral, y, la pérdida del sentido de Dios, es decir, vivir en un ateísmo práctico, como si Dios no existiera; prescindiendo completamente de Él.
Es esta cuestión harto dura y grave, que bien merece tenerla muy en cuenta en la propia conciencia, así como enseñar y ayudar a tantas personas atrapadas, más o menos, por esta terrible realidad.
Reza ya, por favor, al Padre de las Misericordias por todas las necesidades de los Hermanos que aquí nos encontramos cada día. AMÉN.
Emilio Castrillón
MATER CHRISTI
Madrid - España
Buenos días.
El camino de conversión al que se nos llama con insistencia, exige que la conciencia se la tenga lo suficientemente lúcida como para que pueda ayudar, pues sin su aportación a marcar lo que es nocivo y que hay que abandonar, no sería nunca posible la conversión planteada.
Por ello la conciencia ha de estar muy bien formada, que es lo mismo que estar continuamente recibiendo la información moral y humana de los diferentes aspectos que están presentes en la vida de las personas.
Es por todo ello que profundizar en las diferentes verdades de la Fe sea tan conveniente como necesario.
Y es esta una de las razones por las que nos detenemos en diferentes cuestiones más de una vez, como es el caso del primer Mandamiento de la Ley de Dios: Amar a Dios sobre todas las cosas, en el que hoy, refiriéndonos nuevamente a los pecados contra la Fe, nos fijamos en el pecado de ‘Ignorancia’, que consiste básicamente en ‘el descuido voluntario’ por conocer las verdades que debe saber el cristiano.
Sirva de ejemplo orientativo el que si un cristiano no supiera que es materia grave todo tipo de juicio temerario o difamación y, por ello, origen de pecado mortal, todas sus faltas contra el Octavo Mandamiento serían faltas graves, pero no llegarían a pecados mortales pues faltaría la necesaria condición del "conocimiento”.
No obstante, cometería ‘pecado de ignorancia’ contra el Primer Mandamiento por su descuido en saber la definición que la Iglesia hace del citado Octavo Mandamiento.
Existen dos grados muy distintos de responsabilidad y de gravedad, en quienes cometen pecados de ignorancia:
Uno, la responsabilidad de los encargados de enseñar las verdades: catequistas o padres con relación a sus hijos.
Dos, la responsabilidad de los que son enseñados en las verdades.
Los pecados de ignorancia de los primeros son gravísimos; el descuido voluntario es absolutamente injustificable. A este pecado se pueden añadir todos los pecados cometidos por los que reciben su negligente enseñanza.
En este grupo de "ignorantes responsables de enseñar” existe un subgrupo todavía peor, que lo forman todos aquellos que dejan en la ignorancia de las verdades de fe a sus ‘catequizados’ de una forma intencionada, pues en lugar de enseñar la Doctrina de la Iglesia Católica, transmiten sus propias doctrinas personales de lo que ellos piensan: en lugar de proclamar el Evangelio de Jesucristo se proclaman a sí mismos..., en lugar de enseñar la VERDAD con mayúsculas enseñan "su verdad”.
Finalmente digamos que todos los cristianos tienen la obligación de conocer la Doctrina de la Iglesia, tal y como el Magisterio de la Iglesia la enseña.
Todos los que descuidan esta obligación están pecando de ignorancia, sin que valga de excusa el decir que han sido mal enseñados, incluso que nadie les enseñó.
Concluyo animando a todos a profundizar con ilusión en la Luz del propio corazón y a trabajar en adelante para evitar siempre la IGNORANCIA, venga por el camino que venga.
Que tu oración de hoy no falte en favor de todas las necesidades de los Hermanos, reunidos aquí como cada día en torno a María, nuestra Madre y nuestra Guía. AMÉN.
Emilio Castrillón
MATER CHRISTI
Madrid - España
Buenos días
Retomamos el Primer Mandamiento de la Ley de Dios: Amarás a Dios sobre todas las cosas.
El día pasado dejamos reseñados los pecados contra este Primer Mandamiento, siendo los primeros los pecados contra la Fe: Infidelidad, Apostasía, Herejía, Duda, Ignorancia, Cisma.
Aunque sea someramente veamos alguna de estas seis variables del pecado contra la Fe.
La Apostasía consiste en abjurar o renunciar de Dios en público, el rechazo de la Fe cristiana.
Los mártires de la Iglesia lo fueron porque prefirieron la muerte antes de renegar públicamente de Jesucristo, pero en cambio no se dice la cantidad de apóstatas, que a lo largo de la historia de la Iglesia, prefirieron la vida del mundo antes que morir por Cristo.
En tiempos más recientes, la apostasía ha adquirido otra dimensión en muchas partes del mundo al no tener que morir por proclamar su Fe en Cristo.
En estos casos la mayoría de las apostasías que se comenten, serán por miedo al ridículo en conversaciones o por cobardía a dar el testimonio de la Fe que se debe en su momento.
Igualmente puede darse la apostasía por egoísmo, consecuencia de la avaricia, del interés o de la ambición, que exigen rechazar la Fe explícita o tan siquiera implícitamente, que se hará sin resistencia.
Finalmente digamos que encontramos otra posibilidad, por protagonismo o por ingenuidad, al ser inducida la persona a comportamientos indignos de la Profesión de la Fe, o bien por iniciarse en sectas u otro tipo de grupos rechazando los propios compromisos del Bautismo.
Ni que decir tiene que cualquier pecado de apostasía se puede calificar de pecado mortal, cuando menos.
Aunque la exposición haya sido sucinta, puede ser suficiente para la propia reflexión y revisión personal, que si conviniera se podría ampliar todo el conocimiento en la materia.
Ya te pido, como cada día, que reces al buen Padre Dios por las necesidades de los Hermanos, que cada día nos encontramos aquí. AMÉN.
Emilio Castrillón
MATER CHRISTI
Madrid - España
Buenos días.
Nos acercamos hoy a considerar el Primer Mandamiento de la Ley de Dios: Amarás a Dios sobre todas las cosas.
Este Primer Mandamiento supera en excelencia a los demás. Nos pide el cumplimiento, sin duda, del principal y más importante deber del cristiano que es el AMOR A DIOS.
Todos los Mandamientos de la Ley Dios están comprendidos en este de su AMOR.
No se concibe un verdadero y sincero amor a Dios, sin el cumplimiento fiel de su Voluntad: "En esto consiste el amor: en que vivamos conforme a sus mandamientos” (2 Jn 6).
Este AMOR A DIOS, que formula el Primer Mandamiento, incluye necesariamente el cumplimiento de los otros mandamientos; de las virtudes teologales: Fe, Esperanza y Caridad y la práctica de la religión.
Por la Fe, reconocemos que sólo Dios es la suprema verdad.
Por la Esperanza, que sólo Él es la suprema bondad y misericordia.
Por el Amor, que sólo Él es el bien por excelencia y el conjunto de todas las perfecciones.
Por la Religión, que sólo a Dios se le debe culto de adoración, culto de latría como Creador y Señor de todo.
Los actos externos principales de la religión son: La Adoración. El Sacrificio, La Ofrenda y el Voto.
Y hoy ya únicamente enunciemos los pecados contra este Primer Mandamiento, que como lo anterior podremos desarrollar en próximos días.
Estos pecados podemos clasificarlos de la siguiente forma:
Pecados contra la Fe: Infidelidad, Apostasía, Herejía, Duda, Ignorancia, Cisma.
Pecados contra la Esperanza: Presunción, Desesperación.
Pecados contra la Caridad (el amor): Odio a Dios, Odio al prójimo, Desamor a Dios, Incumplimiento de los demás Mandamientos.
Pecados contra la Religión: Irreligión, con la Tentación de (a) Dios, Sacrilegio, Impiedad, Simonía y la Superstición.
Para comenzar la correspondiente reflexión y examen del propio corazón, tenemos suficiente hoy.
De la mano de María, nuestra Madre y nuestra Guía, bien conviene hacer este camino, con la seguridad de encontrar mucha LUZ para la propia alma.
Y a la Madre Santísima, reza hoy tu oración de intercesión en favor de los Hermanos y sus necesidades. AMÉN.
Emilio Castrillón
MATER CHRISTI
Madrid - España
Buenos días.
Volvamos a retomar el Octavo Mandamiento de la Ley de Dios: "No dirás falso testimonio, ni mentirás”, hoy en su primera parte ya que la segunda, referida a la mentira, ya le dedicamos dos meditaciones.
Observar el Mandamiento ‘No dirás falso testimonio’, supone excluir cualquiera de las variantes que se derivan de él, que son:
El Juicio temerario; la Sospecha temeraria; el Falso testimonio; la Murmuración; la Calumnia; la Burla o irrisión.
Es muy importante tener conciencia de todo lo que abarca este Mandamiento, porque las personas tienden a quedarse en la literalidad, en este caso, de la frase y no ir más allá.
Ciertamente se puede pensar o decir que uno no manifiesta ningún ‘falso testimonio’, pero en cambio sí se puede admitir que alguna vez se haya ‘murmurado’, o se haya aceptado la ‘murmuración’ que ha hecho otro de alguna persona.
Y lo mismo se puede decir en relación con una ‘calumnia’, a la que no se le ha dado todo el alcance que tiene en su momento.
Os invito a reflexionar sobre este importante Mandamiento en su conjunto, y más particularmente en los seis pecados que confluyen, que implican, que supone ‘decir falso testimonio’.
Reitero mi petición diaria, que desearía no desoyeras hoy, para que reces a María, nuestra Madre y nuestra Guía, en favor de su valiosa intercesión por todas las necesidades de los Hermanos que aquí nos encontramos. AMÉN.
Emilio Castrillón
MATER CHRISTI
Madrid - España
Buenos días.
Demos un paso más en relación al Octavo Mandamiento de la Ley de Dios: "No dirás falso testimonio ni mentiras".
La mentira es una grave injuria a la dignidad de la persona humana, además de trastornar las leyes del Creador.
La verdad, por el contrario, es uno de los elementos indispensables de la vida social, porque sin ella todo se vuelve, antes o después, en confusión y ruina.
El alcance moral de la mentira y, en consecuencia, la negación de la verdad, es mucho más grave de lo que se considera en la vida personal, y en todos los ámbitos a los que alcanza esta vida de cada persona.
Siendo así, resulta llamativo, al menos, que la mentira se haya abierto camino de tal manera en las relaciones interpersonales, que gran cantidad de personas no le den la importancia que tiene, llegando incluso a justificarla de muy diferentes maneras alegando que de esa forma ‘se evitan males mayores’.
Con la mentira se causan muchos daños de muy diferentes tipos, llegando a poder ser, aunque parezca exagerado, un serio atentado contra la convivencia pacífica de las personas y una grave injusticia.
Para concluir hoy con esta breve exposición, apuntemos también que otro pecado colateral que se puede cometer al amparo de la mentira, es la hipocresía; pero ya tendremos ocasión de ahondar más en este Octavo Mandamiento de la Ley de Dios.
Ahora ya, con serenidad dediquemos un poco de tiempo a profundizar en lo dicho, y poder así ver y ser conscientes del alcance de la mentira y de su compañera, la hipocresía.
Te pido que no dejes de rezar con fe y confianza a María, nuestra Madre y nuestra Guía, en favor de todas las necesidades que tienen los Hermanos que nos encontramos aquí cada día. AMÉN.
Emilio Castrillón
MATER CHRISTI
Madrid - España
Buenos días
Hemos de seguir recordando los Mandamientos de la Ley de Dios, pues son los grandes referentes de la vida de las personas, particularmente de los cristianos.
Hoy consideremos el Octavo Mandamiento: "No dirás falso testimonio ni mentiras", cuyo cumplimiento tanto se echa de menos en todo nuestro entorno social.
No pocas veces se siente un verdadero rubor al ver y escuchar, particularmente a los personajes de la vida pública, con qué facilidad desfiguran la realidad.
El Catecismo de la Iglesia Católica, al tratar este Mandamiento comienza diciendo: "El octavo mandamiento prohíbe falsear la verdad en las relaciones con el prójimo. Este precepto moral deriva de la vocación del pueblo santo a ser testigo de su Dios, que es y que quiere la verdad...” (núm. 2464).
Como se ve, este Mandamiento tiene dos partes, la primera 'No dirás falso testimonio', que anuncia el respeto a la honra y buena fama a que tiene derecho el prójimo; la segunda ‘No mentirás’, que manda hacer buen uso del don de la palabra, cuando por su medio comunicamos a otros nuestros pensamientos diciendo la verdad, para reconocer así el derecho que tiene el prójimo a no ser engañado.
Creo que esta primera reflexión sobre el Octavo Mandamiento, sería suficiente para poder profundizar en la propia conciencia y así abordar en días siguientes los diferentes aspectos que plantea.
Ya te pido que reces con gran confianza al Señor Resucitado en favor de todas las necesidades de los Hermanos, que aquí nos encontramos cada día en torno a María, nuestra Madre y nuestra Guía. AMÉN.
Emilio Castrillón
MATER CHRISTI
Madrid - España
Buenos días.
Veíamos ayer que en el 5º Mandamiento de la Ley de Dios había tres pecados particularmente contra la vida espiritual: Escándalo, Maldición, Insulto.
Detengámonos en el ESCÁNDALO, que es todo lo dicho o hecho que incita al prójimo al pecado, aunque sea involuntario.
El escándalo es para el alma del prójimo lo que el homicidio es para el cuerpo; siendo un pecado gravísimo tanto por el daño inmediato que causa al prójimo, como por el que hace a su propia alma que la priva de la vida de la Gracia, con las tristes consecuencias a que da origen, según el Señor Jesucristo anuncia en Mt. 18,6-7 "Al que escandalice a uno de estos pequeños que creen en mí, más le valdría que le colgasen una piedra de molino al cuello y lo arrojasen al fondo del mar. ¡Ay del mundo por los escándalos! Es inevitable que sucedan escándalos, ¡pero ay del hombre por el que viene el escándalo!”. También en Mc 9,42; Lc 17,1-2.
San Juan Crisóstomo dice: "Dios es paciente con ciertos pecados aun gravísimos, pero nunca con el escándalo, por lo horrible que es a sus ojos”.
Ante la pregunta de ¿cómo se peca de escándalo? Digamos que la responsabilidad adicional de este pecado gravísimo se centra en que no depende de la conciencia del escandalizador, sino de la del escandalizado.
Por esto, un vestido poco decente, una palabra obscena o inoportuna, un acto inmoral, una enseñanza o consejo amoral, una provocación, una comida, una omisión, etc., pueden ser motivos de escándalo para los otros, aunque puedan parecer buenos y puros para uno mismo.
Los medios de comunicación social (prensa, libros, radio, televisión, etc.), así como espectáculos, Legisladores, Educadores, Gobernantes, Responsables de la moral pública, deberían meditar con frecuencia sobre este pecado del Quinto Mandamiento: No escandalizar.
Y sobre este pensamiento que les deja el Patrono de los Moralistas de la Iglesia Católica, San Alfonso María de Ligorio: "El infierno fue creado para castigar el pecado de escándalo”.
Ya, reza con mucha Fe al Señor Jesucristo, para que venga en auxilio de todas las necesidades de los Hermanos que elevan su corazón a Dios para ser socorridos. AMÉN.
Emilio Castrillón
MATER CHRISTI
Madrid - España
Buenos días.
Continuando con la revisión de los Mandamientos de la Ley de Dios, hoy os propongo la reflexión del 5º Mandamiento: No matarás.
Es muy común esta afirmación para justificar la no necesidad de confesarse: ‘yo no robo, no mato, nada tengo que confesar’, que expresa el error monumental en el que están sumergidas muchas conciencias, pues en el caso que nos ocupa este mandamiento va mucho más allá que el quitarle la vida a otra persona.
Este Mandamiento establece querer bien a todos y perdonar a nuestros enemigos, respetando la vida corporal y espiritual del prójimo, y la propia, tanto de obra como de palabra o deseo.
Hoy a título enunciativo diremos que los pecados contra este 5º Mandamiento son:
Contra la vida corporal: Homicidio, Aborto, Eutanasia, Suicidio, Heridas, Sedición, Terrorismo, Desafío o duelo, Drogas, Embriaguez, No cuidar la salud como lo exija la enfermedad, sobre todo si es crónica...
Contra la vida espiritual: Escándalo, Maldición, Insulto...
Me parece suficiente para comenzar la reflexión profunda de este 5º Mandamiento e ir poniendo la conciencia propia en orden.
Sabes que no puedo concluir sin pedirte que reces con Fe y Amor al Padre Dios, al menos con la oración que nos enseñó el Señor Jesucristo, pidiendo por todas las necesidades de los Hermanos que aquí nos encontramos en María, nuestra Madre y nuestra Guía.
AMÉN.
Emilio Castrillón
MATER CHRISTI
Madrid - España
Buenos días en el Día del Señor.
Último domingo del ejercicio de los Siete Domingos de San José, ya que el próximo viernes celebraremos su Solemnidad, día muy especial para honrarle en la Gloria de su Hijo Jesucristo y de su Santísima Esposa.
Ese día se podrá ganar la Indulgencia Plenaria, tal como determinó la Santa Iglesia en la convocatoria del Año de San José.
Hoy es un día propicio, como ya hemos dicho más veces, para la reflexión sosegada y con más alcance, ya que normalmente se está fuera de la vorágine de cada día.
Por esta razón quisiera proponeros un repaso por los Mandamientos de la Ley de Dios, que es la referencia clara para poder gobernarse en el Amor de Dios, haciendo que la propia vida sea del constante agrado de Dios.
Cierto es que no hay espacio para repasar, ni tan siquiera enunciar, los Diez Mandamientos, pero sí podremos ir repasando cada uno a lo largo de los días.
Indudablemente, los tres primeros mandamientos dedicados a los deberes que tenemos para con el Señor Dios: Padre, Hijo y Espíritu Santo, son los más importantes, pues de la dedicación y el amor que se preste a vivirlos y cumplirlos, se derivará el éxito en la observancia de los siete restantes.
Fijémonos hoy en el 2º Mandamiento: "No tomarás el nombre de Dios en vano”.
Por este Mandamiento el cristiano expresa su respeto sumo al NOMBRE DE DIOS y todo lo que este contiene y significa.
La Sagrada Escritura enseña el profundo respeto con que se debe invocar el Nombre del Señor; en todo momento invita a reverenciarle, temerle y glorificarle.
En los Salmos es continuo el uso de expresiones tales como:
"Alabad el Nombre del Señor”
"Bendecid el Nombre del Señor ahora y por siempre”...
El cristiano debe honrar este Santo Nombre, invocándole con tanta reverencia como el pueblo hebreo, aunque con más cercanía y amor gracias al Señor Jesucristo.
El Nombre de Dios se honra principalmente en los actos de ‘juramento’ y/o ‘voto’, en cambio, el acto que más injuria el Nombre de Dios es la ‘blasfemia’.
Por tanto, los pecados contra el Segundo Mandamiento se derivan de las faltas cometidas en los tres actos citados: El Juramento, El Voto y La Blasfemia.
Tampoco se deben obviar muchas palabras ociosas que se emplean en las conversaciones, en las que se meten el ‘Nombre de Dios’ sin ningún sentido, ni sin respeto, ni sin veneración, incurriendo así en faltas de diferente tipo contra este Segundo Mandamiento.Valga esta aproximación para suscitar la reflexión y las conclusiones que se ofrezcan, quedando claro que su desarrollo es mucho más amplio y rico en detalles.
Reza ya sin demora al Señor Resucitado, en beneficio de todas las necesidades de los Hermanos que volvemos a encontrarnos aquí en torno a María, nuestra Madre y nuestra Guía. AMÉN.
Emilio Castrillón
MATER CHRISTI
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Buenos días en este III Domingo de Cuaresma, Día del Señor.
Seguimos avanzando por esta jornada cuaresmal de la mano de la Sagrada Liturgia que nos ofrece nuestra Madre la Iglesia.
La primera lectura de este III domingo de Cuaresma del Ciclo B, está tomada del Libro del Éxodo, cap. 20, versículos de 1 al 17; un precioso texto en el que el Señor Dios se revela al hombre diciéndole quien es para él y lo que ha de observar con rigor y precisión.
Comienza afirmando: "Yo soy el Señor, tu Dios...”.
Y continúa: "No tendrás otros dioses frente a mí. No te harás ídolos...”
"No te postrarás ante ellos, ni les darás culto; porque yo, el Señor, tu Dios, soy un dios celoso...”
"No pronunciarás el nombre del Señor, tu Dios, en falso. Porque no dejará el Señor impune a quien pronuncie su nombre en falso”.
"Fíjate en el sábado para santificarlo”...
"Honra a tu padre y a tu madre: así prolongarás tus días en la tierra que el Señor, tu Dios, te va a dar.
No matarás.
No cometerás adulterio.
No robarás.
No darás testimonio falso contra tu prójimo.
No codiciarás los bienes de tu prójimo; no codiciarás la mujer de tu prójimo, ni su esclavo, ni su esclava, ni su buey, ni su asno, ni nada que sea de él”.
Como veis es una exposición clara de la Ley de Dios, de sus Mandamientos que todos debemos observar como expresión del Amor que Dios tiene a cada persona, e igualmente del Amor que cada uno le debemos a Dios nuestro Padre.
Hoy parece que estos Sagrados Mandamientos no estén en la divisa que distingue a los cristianos, ni que los propios creyentes den testimonio de que se rigen por ellos, como exigencia del Amor de Dios que ya hemos apuntado.
Y es una verdadera pena que para algunas o muchas personas los Mandamientos de la Ley de Dios, no sean los grandes faros que van alumbrando y sosteniendo los duros trabajos que conlleva el quehacer de cada día.
Esta Palabra de Dios es hoy una fuerte llamada para cada uno de nosotros, para escrutar el propio corazón acerca de en qué grado se gobierna la propia vida de acuerdo con estos Mandatos de Amor, que son los Mudamientos de la Ley de Dios.
Es contundente en el primer precepto: "No tendrás otros dioses frente a mí. No te harás ídolos... No te postrarás ante ellos, ni les darás culto; porque yo, el Señor, tu Dios, soy un dios celoso...”
Ojalá que este Domingo no le dejemos pasar de largo en nuestras vidas.
Y te recuerdo que no dejes de rezar hoy al Señor Jesucristo, que avanza por el Desierto hacia la culminación de su vida entregada a Dios, por ti y por mí, para que su Misericordia venga en auxilio y solución de todos los problemas y necesidades que tienen los Hermanos, que nos reunimos aquí en torno a su Santísima Madre, la Virgen María. AMÉN.
Emilio Castrillón
MATER CHRISTI
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Buenos días en el Día del Señor, Domingo de la II Semana de Cuaresma.
En el espíritu cuaresmal os quiero proponer una reflexión personal sobre lo que es la esencia del DOMINGO como día del Señor que es.
Hemos de tener en cuenta un par de premisas: Una, que el tercer Mandamiento de la Ley de Dios nos pide, manda, o digámoslo como se quiera, "Santificar las fiestas”; otra, que el domingo es el día en el que Resucitó el Señor Jesucristo, que para los cristianos es la razón principal de nuestra FE.
Estas dos razones tienen peso más que suficiente como para que el Domingo se lo dediquemos solo a Dios, exclusivamente a Dios.
Ahora, bien, somos conscientes, por otra parte, que vivimos en una sociedad que se ha ido organizando de manera en la que el domingo es, para muchas personas, día de trabajo, en el que también hay multitud de servicios para la sociedad que son de necesidad, lo cual tiene muy variados efectos.
Para los que trabajan han de atender su labor y hasta para buen número de ellos, les puede ser difícil la asistencia a la Santa Misa, que es la forma principal de ese ‘santificar las fiestas’.
Para otros, que no tienen ocupación laboral, atienden compromisos sociales u otras actividades olvidando la asistencia a la Santa Misa y, quizás, lo que es peor, es que se olvidan que es el día en que CELEBRAMOS el triunfo de Cristo sobre el pecado y sobre la muerte por su Resurrección.
A las celebraciones de los aniversarios de todo tipo se le dan una importancia, que siempre llevan a tenerlos en cuenta y celebrarlos según corresponda, y siempre de la mejor forma, pero CELEBRAR LA RESURRECCIÓN DE CRISTO... Eso ya es otro tema.
En el espíritu cuaresmal, en la reflexión que debemos mantener, en la tensión por la búsqueda de la conversión de vida, hemos de plantearnos hoy cómo vivimos el Día del Señor, con la exigencia añadida de lo que contribuimos a que los demás también lo hagan correctamente o estorbamos a que lo hagan como deben.
Siempre, se puede y se debe mantener el espíritu y la consciencia de que el Domingo está dedicado al Señor, y, por ello, se esté en la situación que se esté, el corazón ha de elevarse a Dios para ofrecerle la Santificación de ese Día, viviendo la Alegría de Cristo Resucitado.
Nuestra sociedad ha ido robándonos muchas cosas que tenemos el deber, la obligación de ir recuperándolas, y la principal de todas ellas es esta de Celebrar y Vivir el Día del Señor, el recuerdo de la Resurrección del Señor Jesucristo, el Domingo.
Y este día es muy propicio también para la oración, que como cada día te pido que la hagas para alcanzar las gracias necesarias en favor de las necesidades de los Hermanos, que aquí nos encontramos en María, nuestra Madre y nuestra Guía. AMÉN.
Emilio Castrillón
MATER CHRISTI
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Buenos días
Siguiendo la pretensión de dedicar los viernes al encuentro con el Señor Jesús en su Pasión y Muerte, y particularmente durante este Tiempo de Cuaresma, quisiera, no obstante, considerar hoy los diferentes aspectos de la ley penitencial de la Iglesia Católica, tal como lo refleja en el Código de Derecho Canónico.
Fijémonos en la abstinencia de comer carne todos los viernes del año, pero de una forma más categórica los viernes de Cuaresma, así como el Miércoles de Ceniza y el Viernes Santo, pues el resto de los viernes del año esta práctica penitencial puede cambiarse por algún acto de caridad, de limosna u obra buena que se pueda ofrecer con el mismo espíritu de penitencia.
En el proceso de relativización que vivimos se han ido desvirtuando el sentido de las cosas religiosas conforme al hombre le parecía, unas veces molestas, otras sin demasiado sentido, y siempre, rompiendo con aquello que podía serle inoportuno por cualquier razón.
Y esto es lo que ha pasado con la abstinencia de comer carne cada viernes, particularmente los viernes de cuaresma, cuando lo que la Iglesia ofrece a sus miembros con ello, es simplemente un medio que les lleve a alejarse del pecado y, por el arrepentimiento, volverse a Dios.
Esta forma de penitencia, que la Iglesia la ha hecho precepto, es para asegurar que los católicos hagan algo, como lo requiere la ley divina, y a la vez hacerles más fácil cumplir el consejo evangélico de ‘entrar por la puerta estrecha’ y ‘seguir el camino angosto que le conduce a la salvación’, porque 'ancha es la puerta y espacioso el camino que lleva a la perdición, y muchos entran por ellos’ (Mt 7,13-14; Lc 13,24).
Reza por Amor a Dios, también hoy, por todas las necesidades e intenciones de los Hermanos que, como digo cada día, nos encontramos aquí en torno a María, nuestra Madre y nuestra Guía. AMÉN.
Emilio Castrillón
MATER CHRISTI
Madrid - España
Buenos días.
¿Y qué decir de la salud social?
También en ella algo tendremos que ver todas las personas, pues aunque parezca que una sola es como un grano de arena en la inmensidad del mar, tiene su importancia.
Conocemos un refrán castellano que dice: ‘grano no hace granero, pero ayuda al compañero’, pues aquí ocurre algo similar, la salud moral y espiritual de una persona puede parecer que poco o nada va a influir en el conjunto de la sociedad, lo que no es cierto porque ‘ayuda al compañero’, para bien o para mal.
No vamos hacer ahora un análisis de la SALUD SOCIAL en nuestros días, lo que sería excesivamente amplio por la cantidad de hechos y realidades existentes con una multiplicidad de matices, pero en cambio, sí puede cada uno reflexionar seriamente sobre cómo está realmente la salud, repito: moral y espiritual de nuestra sociedad.
Si se toman unos cuantos minutos para ir repasando a la LUZ de los Mandamientos de la Ley de Dios y de la Doctrina de la Iglesia Católica, lo que uno conoce de primera mano en el estado y comportamientos de los que le rodean, incluyendo lógicamente también su propio ‘historial’, se puede llegar fácilmente a ver cómo están las cosas.
Entonces, si pensamos que hay una gran necesidad de volvernos a Dios, de hacer camino de CONVERSIÓN, hay razones más que objetivas para que ello sea así y urgentemente necesario.
La vida de pecado de nuestra sociedad es muy grande, asomémonos por ejemplo a las leyes que amparan, a lo largo y ancho del mundo, el aborto, así como el número que de ellos se realizan anualmente.
Este puede ser un botón de muestra, al que se pueden agregar toda clase de permisividades en los más diferentes órdenes de la vida, que nos han llevado a esa actitud muy generalizada del relativismo, anestesiando las conciencias que han terminado aceptando todo o casi todo como algo ‘normal’, cuando en muchos casos no puede admitirse así.
Todo cuerpo enfermo que no se le cura, que no se recupera, vivirá muy maltrechamente hasta que llegue, de una u otra forma, la muerte a la que lleva el pecado, una muerte que tiene el sello de las tinieblas.
Por estos caminos nunca se podrá conseguir el ‘bien morir’, y las consecuencias serán muy deplorables y para siempre.
Vamos a seguir trabajando con la mayor ilusión que seamos capaces, para llevar la vida propia por los caminos necesarios de la CONVERSIÓN, y ayudemos a los demás a que también abran los ojos y se den cuenta en dónde estamos y hacia dónde caminamos.Hoy también los Hermanos necesitan tu oración, sencilla y humilde, al Señor Jesucristo para que venga con su gracia en favor de todas sus necesidades físicas, materiales y espirituales. AMÉN.
Emilio Castrillón
MATER CHRISTI
Madrid - España
Buenos días.
Ya hemos visto en los días precedentes que el AMOR A DIOS es clave en toda la vida del cristiano, pues impulsa a la persona a vivir en lo que es Dios: Caridad, Verdad...
Por ello, en el horizonte de la propia vida, más inmediato, a medio plazo y a largo plazo, siempre está Dios: Padre, Hijo y Espíritu Santo.
Así en Él ya dijimos que encontrábamos la razón principal para ‘amar mi muerte’, y en razón de este amor viene la necesidad de
CUIDAR con verdadero esmero todo lo que tenemos en nuestras manos, de donde sobresale en primer término la SALUD.
La salud, que en la vida personal tiene varias expresiones, pero hoy fijémonos en la SALUD FÍSICA.
Cuando se hace revisión de cómo se lleva la propia vida, lo que comúnmente se llama examen de conciencia, no sé si se valora convenientemente este punto, pues en contra de lo que se quiere hacer creer nadie es dueño ni de su vida, ni de su cuerpo, ni de su existencia, otra cosa es que en razón de la LIBERTAD que Dios estableció para que el hombre pueda tomar decisiones de los caminos de la jornada terrenal, éste pueda pensar, sentir o hacer cómo mejor le parezca, pero sí se deberá considerar la responsabilidad moral que conlleven esos pensamientos, sentimientos o actos.
En la Ley de Dios encontramos el quinto mandamiento que dice: "No matarás”, que obliga a no causar daños a la propia vida o a la del prójimo.
Literalmente se entiende que este mandamiento obliga a no quitar la vida a otra persona, sin reparar que se puede también quitarse la vida a uno mismo, lo que es el suicidio; pero más allá de esta realidad extrema está todo lo que puede menoscabar la vida, tanto propia como ajena, atentando contra la salud desde no cuidándola como corresponde, hasta cometiendo excesos de todo tipo, cuyo resultado es dañino y su alcance puede llegar a ser grave o hasta irreparable.
Una persona que no cuida su salud, que no ayuda a cuidar la salud del prójimo de la manera que pueda, no está administrando en el AMOR DE DIOS el gran don de la vida que recibió, por lo que la responsabilidad moral será mayor o menor, pero en todo caso se puede decir que está pecando.
Y cuando el pecado está latente en la responsabilidad personal, se refiera a sí mismo o a otras personas, se puede intuir que de esa persona no se espere que quiera ni pueda Amar su propia muerte, porque no tiene ningún interés del ENCUENTRO CON DIOS, ya que como todos sabemos este encuentro no se puede dar sino se hace ‘el tránsito’ con pureza de corazón y rectitud de intención.
Ahí están los ‘faros’ de las Bienaventuranzas que iluminan los caminos a recorrer: "Bienaventurados los LIMPIOS DE CORAZÓN, porque ellos VERÁN a Dios”.
En este contexto desdichado de la pandemia, en el que insistentemente hemos dicho de la necesidad de CONVERSIÓN, aprovechemos para ir ajustando bien todos los aspectos de la vida según la FE recibida en el Bautismo.
Acabo hoy pidiéndote que INVITES a cuantas personas estén en tu entorno a que consideren el horizonte de su jornada terrenal, que consideren cómo están recorriendo sus caminos y que hagan gestos y actos de CONVERSIÓN, si lo logras habrás merecido el elogio que nos muestra el apóstol Santiago 5,19-20: "Hermanos míos, si alguno de vosotros se desvía de la verdad y otro lo convierte, sepa que quien convierte a un pecador de su extravío se salvará de la muerte y sepultará un sinfín de pecados”.
Ya resta sólo pedirte que reces a María, nuestra Madre y nuestra Guía, por los Hermanos, para que sus dificultades y necesidades materiales y espirituales, encuentren el amparo y la gracia de Dios. AMÉN.
Emilio Castrillón
MATER CHRISTI
Madrid - España
Buenos días del Primer Sábado del mes Noviembre, dedicado a reparar y expiar los pecados que se cometen contra el Inmaculado Corazón de María.
En este día la Santísima Virgen asistirá a las almas benditas del Purgatorio, llevando a algunas ya con Ella al Cielo y aliviando a otras de sus padecimientos, por la purificación merecida de las culpas de sus pecados.
Ofrezcamos a la Virgen María el rezo del Santo Rosario en sufragio del mayor número de almas posible. ¡Cuánta gratitud sentimos nosotros cuando alguien nos hace un favor o beneficio grande! Pues pensemos en la gratitud de todos esos hermanos nuestros de la Iglesia Purgante, cuando puedan encontrar Luz y Paz en razón de tus sufragios, oraciones, sacrificios, Misas...
Y volviendo a lo que nos ocupa en los últimos días, el arte de bien morir ya hemos visto que en definitiva está en el AMOR A DIOS que desarrollemos en nuestro corazón, que le tengamos en razón de la fiel observancia del Primer Mandamiento de la Ley de Dios, que dice: AMAR A DIOS SOBRE TODAS LAS COSAS.
Esta CLAVE hemos de tenerla muy presente, para reflexionar todo lo que es y conlleva el AMAR a DIOS por encima de todo y antes que a nada ni a nadie, aunque cueste mucho aceptarlo porque no pocas veces se empieza por no entender bien lo que es la exigencia de este verdadero AMOR.
Aquí lo dejamos para atender hoy la dedicación a nuestros hermanos difuntos de la Iglesia Purgante, así como para REFLEXIONAR lo más seriamente que podamos, en torno al AMOR real que le tenemos a Dios: Padre, Hijo y Espíritu Santo.
Como siempre, luego vendrán las conclusiones y las acciones que se correspondan.
Y esto sin olvidar que necesitamos que reces hoy también, a María, nuestra Madre y nuestra Guía, por todas las necesidades materiales y espirituales de los Hermanos; si todos lo hacemos con Fe y Esperanza, uno mismo será el primer beneficiado. AMÉN.
Emilio Castrillón
MATER CHRISTI
Madrid - España
Buenos días.
Hoy propongo plantear otra situación personal que también está muy pegada a las personas y a la convivencia en general; me refiero a la HIPOCRESÍA.
Es cierto que la HIPOCRESÍA se manifiesta en las personas, diríamos, en diferentes grados, pues va desde un fingimiento de la propia realidad en situaciones sin demasiada importancia, hasta una simulación absolutamente contraria a las cualidades o sentimientos que realmente se tienen o se experimentan.
La persona hipócrita se manifiesta con un desprecio implícito a los demás, pues piensa que el otro no es capaz de darse cuenta de su juego; pudiendo llegar también a tal grado de falta de cordura, que el desprecio se muestre hasta de forma explícita.
La persona hipócrita se mueve en la MENTIRA, pues aparenta lo que no es, dice lo contrario de lo que piensa y busca con su hipocresía intereses completamente contrarios a la honestidad y a la honradez.
Pero hay algo peor: cuando la HIPOCRESÍA se practica por parte de personas con responsabilidades públicas de mayor o menor rango, porque acompañan a este daño la ofensa a aquellos que directamente sufren los efectos de tal hipocresía, que no suelen ser menores.
En todo caso, conviene vigilar el propio comportamiento, pues por este camino, aunque la hipocresía sea en un grado mínimo o para mantener una imagen absurda, habrá siempre responsabilidad moral, pues de una u otra forma se estará causando mal al prójimo.
Y conviene hacer un buen examen de conciencia al respecto, porque como la mentira es una consecuencia inmediata de la hipocresía, habrá que valorar igualmente esta otra variable señalada en el Octavo Mandamiento de la Ley de Dios: "No darás falso testimonio ni mentirás”.
Con fe y esperanza, te pido que ahora reces al Señor Jesucristo por todas las necesidades de los Hermanos. AMÉN.
Emilio Castrillón
MATER CHRISTI
Madrid - España
Buenos días en el DÍA DEL SEÑOR
El domingo debe ser un día dedicado al Señor, respondiendo al tercer Mandamiento de la Ley de Dios: Santificar las fiestas, que obliga a que sea un día en el que el CENTRO es Dios y, por tanto, todo debe girar en torno a Él.
En nuestra sociedad esto va costando cada vez más entenderlo, de forma que se impone cualquier actividad, deseo o descanso que ignora lo que es la Celebración de la Resurrección de Jesucristo.
Nos cuenta el evangelio de San Lucas, 24,29, que después de concluir la Pasión del Señor, Crucifixión y Sepultura, dos discípulos volvían de Jerusalén a Emaús; dice el evangelio que iban consternados hablando de lo ocurrido, se les acerca Jesús, les pregunta de que hablaban y les interpela por su torpeza en entender lo ocurrido.
Cuando van llegando a Emaús, Jesús hace ademán de continuar, "ellos lo apremiaron, diciendo: Quédate con nosotros, porque atardece y el día va de caída. Y entró para quedarse con ellos”.
El Himno de las II Vísperas del Domingo de la Primera semana, puede servirnos para una oración íntima con el Señor Jesucristo en cualquier situación o circunstancia en que nos encontremos.
Dice así: "QUÉDATE CON NOSOTROS, la tarde está cayendo.
¿Cómo te encontraremos al declinar el día, si tu camino no es nuestro camino? DETENTE CON NOSOTROS; la mesa está servida, caliente el pan y envejecido el vino.
¿Cómo sabremos que eres un hombre entre los hombres, si no compartes nuestra mesa humilde?
Repártenos tu cuerpo, y el GOZO IRÁ ALEJANDO LA OSCURIDAD que pesa sobre el hombre.
Vimos romper el día sobre tu hermoso rostro, y al sol abrirse paso por tu frente. Que el viento de la noche no apague el fuego vivo que nos dejó tu paso en la mañana.
Arroja en nuestras manos, tendidas en tu busca, LAS ASCUAS ENCENDIDAS DEL ESPÍRITU; y limpia, en lo más hondo del corazón del hombre, TU IMAGEN EMPAÑADA POR LA CULPA”.
Hermosa ocasión que te da el 'Día del Señor' para rezar a Cristo Resucitado, por todas las necesidades espirituales, físicas y materiales de los Hermanos. AMÉN.
Emilio Castrillón
MATER CHRISTI
Madrid - España
Buenos días
La relación personal con Dios es distinta según cada persona, aunque todos los creyentes tengan aspectos comunes ya que la FE es la misma.
Esta realidad nos pone ante una evidencia que a veces no se sabe comprender, exigiendo al otro que viva la moral y las costumbres según los propios planteamientos.
Es verdad que a los católicos nos une el Bautismo, la profesión de una misma FE y toda la doctrina que la Iglesia ha confirmado y enseñado a lo largo de su historia.
Pero algo que se debe tener claro, es que una de las consecuencias del Bautismo y de la Profesión de la FE es la de SERVIR A DIOS, que no todos los creyentes tienen bien interiorizado este deber, que se desprende del Primer Mandamiento de la Ley de Dios: ‘Amar a Dios sobre todas las cosas’; lo cual merece ya en sí una seria reflexión, pues en el mismo servicio a Dios está implícito una forma de vivir en la mejor forma posible, en orden a los Mandamientos y a las Virtudes.
En todo caso, las personas si aceptarían de buen grado tener claro que su vida debe ser en orden a SERVIR A DIOS en todo lo que puedan y sepan, pero lo que habría que preguntar es si estas mismas personas estarían o están dispuestas a que DIOS SE SIRVA DE ELLAS.
Porque Dios necesita de tus ojos para mirar con su ternura al enfermo, al excluido social o a cualquier otra persona de tu entorno, que necesita de la ternura de Dios, y asimismo necesita de tu lengua para transmitir su Paz o su Amor, o de cualquiera de tus miembros o de tu propia persona incluso para ir o venir en su Nombre, siendo instrumento de su AMOR y de su MISERICORDIA.
Piénsalo. ¿Hasta dónde estás dispuesto a SERVIR A DIOS? Y también, ¿hasta donde aceptarías que DIOS SE QUIERA SERVIR DE TI.
Mientras, no dejes de rezar a María, nuestra Madre y nuestra Guía, al menos tres avemarías, por todas las necesidades de los Hermanos. AMÉN.
Emilio Castrillón
MATER CHRISTI
Madrid - España
Buenos días en este Miércoles Santo.
Cuando la persona puede hacer una REFLEXIÓN íntima de sus sentimientos, de sus actitudes y comportamientos, siempre encuentra fallos y errores cometidos, de los que se DEBE arrepentir y corregir.
Por ejemplo, en el Primer Mandamiento de la Ley de Dios, nos encontramos con algo tan sencillo como AMAR A DIOS.
A cualquiera que tenga FE y se le pregunte que si Ama a Dios, con inmediatez contestará: ¡Claro!, casi ofendido por solo preguntarle; pero seguidamente habría que pedirle: Pero, ¿le Amas SOBRE TODAS LAS COSAS?
Y es posible que también responda afirmativamente.
La cuestión está en que si las personas sabemos entender bien o no los conceptos.
Decir "sobre todas las cosas", es decir que nadie ni nada está en nuestro corazón y en nuestra mente, ni al nivel de Dios, ni mucho menos por encima.
Por ello examinarse de este Primer Mandamiento, no es tan sencillo como parece, pues una de dos, si cumplimos con este Primer Mandamiento, Dios pedirá dedicación a todas las necesidades que muestre en el corazón de la persona.
Dios será siempre el PRIMERO.
Si no es así, se dirá, se pensará, que Dios está por encima de todo, que es verdad, pero se le relegará a segundos planos según vengan las cosas y convenga.
El Papa Benedicto XVI, cuando vino a Madrid a la JMJ dijo a los jóvenes: "No tengáis miedo de darle a Cristo lo que os pida, porque el Señor, NO QUITA NADA y LO DA TODO".
Lo cual quiere decir que Dios nuestro Padre será el PRIMERO en todo y este TODO lo abarca TODO.
Te dejo reflexionando, para que puedas ver cómo tratas a Dios, así como delimitas su acción en tu vida y en tu corazón.
Amando a Dios sobre las cosas, no cabe otro luego para hacer lo que se debe y cuando se debe. ¡¡¡ÁNIMO y a seguir buscando el verdadero corazón que tiene cada uno, y que posiblemente hay que cambiarlo!!!
Llega la hora de que reces a María, nuestra Madre y nuestra Guía, por todas las intenciones y necesidades de los Hermanos. AMÉN.
Emilio Castrillón
MATER CHRISTI
Madrid - España
Buenos días en este Martes Santo.
¿Recuerdas los Mandamientos de la ley de Dios?
Quizás es este un buen momento para recordarlos.
Y también para pensar un poco sobre el propio comportamiento frente a ellos, tanto en la adhesión y el cumplimiento de los Mandamientos, como en el rechazo de los mismos.
MANDAMIENTOS DE LA LEY DE DIOS
1. Amarás a Dios sobre todas las cosas
2. No tomarás el Nombre de Dios en vano
3. Santificarás las fiestas
4. Honrarás a tu padre y a tu madre
5. No matarás
6. No cometerás actos impuros
7. No hurtarás
8. No darás falso testimonio, ni mentiras
9. No desearás la mujer de tu prójimo
10. No codiciarás los bienes ajenos
Os dejo con ellos, para que podáis proseguir el ENCUENTRO personal con vosotros mismos desde la propia CONCIENCIA.
Ya sabes que los 3 primeros se refieren a Dios directamente, y el resto, a los deberes de las personas hacia los otros y hacia sí mismos.
Ya puedes rezar, como cada día, por todas las intenciones del resto del resto de los Hermanos necesitados de tu oración. Y te sigo recomendando el Santo Rosario como la oración más valiosa a María, nuestra Madre y nuestra Guía. AMÉN.
Emilio Castrillón
MATER CHRISTI
Madrid - España
Buenos días.
"Amarás a tu prójimo como a ti mismo" (Mc 12,21). Con el deseo de profundizar un poco más y ayudar a comprender mejor este Consejo Evangélico, pongamos otro ejemplo.
Amarse a sí mismo conlleva RESPETARSE a sí mismo, lo que posibilitará el RESPETAR al otro.
Dicho de otra forma, no podré RESPETAR a la otra persona si no me respeto a mí. O sea, en la medida que uno se respete a sí mismo, será la medida con que respetará al prójimo.
Y ¿qué supone respetarse a sí mismo?
Creo que la respuesta es bien sencilla, tener muy en cuenta lo que es la persona: Imagen y semejanza de Dios, por tanto, supone tener acatamiento al AMOR DE DIOS y a su SANTA LEY.
Lo cual nos lleva a tener consideración de lo que Dios ha dado al hombre, en cuanto a su dignidad, así como todos los valores que ha impreso en la conciencia con la que le ha dotado.
También el Señor Dios, a través de la LIBERTAD dada al hombre, ha puesto en su mano el dominio y la administración de todos los bienes, comenzando por la propia naturaleza humana que ha de cuidar, salud, etc., así como el resto de todas las cosas que dependen de la actitud que se tenga frente a ellas, de RESPETO o de uso egoísta e interesado.
Como puedes ver el Consejo del Señor, más bien, Mandamiento del Señor, es más serio de lo que queremos entender, por lo que bien merece la pena emplear un poco de tiempo a ESCRUTAR para saber cuánto y cómo SE AMA cada cual a SÍ MISMO.
Hoy sábado, te pido reces a la Santísima Virgen por todas las intenciones y necesidades de los Hermanos; hazlo con Fe y con Confianza para que cada uno reciba el beneficio de tu oración. AMÉN.
Emilio Castrillón
MATER CHRISTI
Madrid - España
Buenos días en el DÍA DEL SEÑOR.
Conviene recordar de vez en cuando, como hijos de la Iglesia Católica que somos, el sentido del Domingo en nuestra vida.
Con esta cuestión puede ocurrir como con otras muchas, que por sabidas se van deteriorando, se deja que pierdan frescura en la propia vida, incluso se puede llegar a deteriorarse de forma que no quede nada o casi nada de su verdadero espíritu.
Aunque se sepan las cosas, repito, es necesario refrescarlas y poder corregir los desvíos que se hubieran podido producir.
SIEMPRE es bueno la REVISIÓN y la REFLEXIÓN.
La Santa Iglesia celebra cada domingo la RESURRECCIÓN del Señor Jesucristo, después de haber vivido su Pasión y Muerte, que siguió a la Última Cena, en la que instituyó la Eucaristía.
De aquí que para Celebrar la Resurrección del Señor, cada domingo los Católicos nos reunamos a Celebrar la Santa Misa como Encuentro de toda la Comunidad en torno a su Señor, muerto y resucitado para nuestra Salvación.
Tristemente se comprueba cómo siendo la Celebración Eucarística el centro, poco a poco se la ha ido desplazando para que no sólo no sea el centro, sino que quede relegada ante cualquier otro programa que aparezca y que los horarios hagan incompatible la asistencia a la Santa Misa, en cuyo caso se optará desgraciadamente por renunciar a la Misa antes que a otra cosa.
La asistencia a la Santa Misa es prioritaria para un católico bautizado, de modo que tanto por los Mandamientos de la Ley de Dios como por los de la Santa Madre Iglesia, la no asistencia a la Misa dominical que no sea por causa verdaderamente justificada, será pecado.
Y en la asistencia a la Misa, lo razonable será participar en ella de una forma total, mediante la Comunión, aunque se ha de tener muy en cuenta que la Sagrada Eucaristía se ha de recibir dignamente, esto es, en gracia de Dios.
Para lo que nunca habrá inconveniente, será para frecuentar también el Sacramento de la Reconciliación en la medida de lo necesario.
No se debe olvidar que la Confesión es otra de las fuentes de la gracia, que Dios desea que frecuentemos con regularidad.
El Día del Señor también se le ofrece a la persona para que dedique más tiempo a la oración y al encuentro personal con Dios, ya que un día de descanso.
Aquí os dejo con estas breves reflexiones sobre el Día del Señor, para que veas cómo corregir aquello que se haya desviado, y, sobre todo, puedas dedicar a Dios lo que en sí le corresponde.
Ora con Fe y Confianza a María, nuestra Madre y nuestra Guía, en beneficio de todas las necesidades de los Hermanos. AMÉN.
Emilio Castrillón
MATER CHRISTI
Madrid - España
Buenos días.
Hemos visto la importancia que tiene la CONCIENCIA, para la Vida Nueva de este Año que estamos comenzando.
La Constitución "Gaudiun et seps" n⁰ 16, del Concilio Vaticano II, nos dice algo que es esencial tener muy claro:
"La CONCIENCIA es el núcleo más secreto y el sagrario del hombre, en el que éste se siente a solas con Dios, cuya voz resuena en el recinto más íntimo de aquella. Es la CONCIENCIA la que de modo admirable da a conocer esa ley, cuyo cumplimiento consiste en el AMOR a Dios y al prójimo".
La Santa Iglesia nos enseña cómo el camino más íntimo y ordinario del encuentro del hombre con Dios, es su CONCIENCIA.
Siendo la CONCIENCIA quien indica al hombre su camino por la VERDAD auténtica, la consecuencia más inmediata será VIVIR y CUMPLIR los compromisos cristianos, esto es los Mandamientos, la vida Sacramental (frecuentar los Sacramentos), las Virtudes, tanto teologales como humanas, la vida de oración, tanto personal como comunitaria, etc.
Por estos caminos, la CONCIENCIA tiene una gran misión que la cumple con toda diligencia cuando se la deja: APARTAR a la persona del pecado, ya que advertirá con diligencia y firmeza de la tentación que se le viene encima a la persona.
La CONCIENCIA, en definitiva, es en el orden moral uno de los dones más grandes que ha recibido la persona. Por ello, te invito a que te familiarices más y más con ella, y que la dejes que te ayude a bien vivir.
Acude ya en ayuda de los Hermanos en sus necesidades, haciendo esa pequeña oración de intercesión a María, nuestra Madre y nuestra Guía, que cada día te pido. AMÉN.
Emilio Castrillón
MATER CHRISTI
Madrid - España
Buenos días.
Tener en cuenta los Consejos evangélicos es un principio de buena práctica cristiana, pues siguiéndolos se hará camino de perfección cristiana, camino de SANTIDAD, pues no en vano se estarán siguiendo las huellas y enseñanzas del Señor Jesucristo.
En el contexto del sermón de la montaña, Cristo hace esta afirmación: "Porque donde esté tu tesoro, allí estará también tu corazón" (Mt 6,21).
Sin duda, está afirmación interpela seriamente a nuestras conciencias al ponernos frente al interrogante de cuál es el verdadero "tesoro" tras el que estamos llevando la propia vida.
Podremos decir que nuestro TESORO es DIOS, pero el corazón ¿dónde está?
¿verdaderamente en Dios o en alguna criatura, o cualquier otra cosa: casa, coche, finca...?
Se deben clarificar bien las cosas, y muy particularmente los sentimientos, porque si no definimos personal e interiormente las cosas, estamos abocados a vivir en el propio engaño o en la mentira.
No cuesta trabajo poner cada cosa en su sitio y, como creyentes, poner a Dios en el lugar que le corresponde según los mandamientos: AMARÁS A DIOS SOBRE TODAS LAS COSAS.
El Papa Benedicto XVI le dijo a los jóvenes en la JMJ de Madrid: "No tengáis miedo, Cristo no quita nada y lo da todo".
Y esta invitación del Papa nos vale a todos.
Si ponemos nuestro corazón en Dios, podremos tener las demás cosas, pero sin que sean absolutas en nuestra vida y, por tanto, sin que nos condicionen, ni mucho menos, nos esclavicen.
Pongamos hoy cada uno nuestra oración, unos por otros, para alcanzar las gracias necesarias en nuestras vidas. AMÉN.
Emilio Castrillón
MATER CHRISTI
Madrid - España
Buenos días.
La VERDAD se dice que sólo tiene un camino, y que al fin siempre se abre camino.
También Santa Teresa dijo que "La Verdad padece, pero no perece".
En el mundo y en la sociedad en los que estamos inmersos, no es la VERDAD el valor más buscado o más deseado, pues hay una suerte de intereses que hacen que prevalezcan, bien las medias verdades, la verdad tergiversada o adulterada, o la mentira sin más.
Lo que resulta lamentable, cuando menos, sino triste, es que en las vidas personales o individuales también se asuma todo este, llamemos juego, de la mentira disfrazada de verdad, o la media verdad, que sabemos resulta a la larga ser peor que la mentira.
El Señor Jesucristo nos dice que Él es LA VERDAD (Jn 14,6), por lo que para los cristianos que han aceptado la FE, cualquier movimiento que haga según lo dicho más arriba contrario a la VERDAD, por mucho que se quiera disfrazar, SERÁ PECADO.
El Octavo Mandamiento nos manda NO MENTIR, por tanto está bien definida la LEY DE DIOS.
La MENTIRA o el FALSO TESTIMONIO es absolutamente opuesto a la VERDAD, por consecuencia todas las variables de la NO VERDAD, serán contrarias al AMOR DE DIOS y a su LEY.
Es muy necesario estar en la mejor disposición de mantener la ACTITUD habitual de ILUMINAR la propia CONCIENCIA, para poder estar y vivir siempre siguiendo las huellas del Maestro, que es la VERDAD, y como tal nos ayudará siempre a mantenernos en tan hermoso DON.
No dejes, ahora, de rezar por tus Hermanos de esta comunidad, que cada día nos encontramos en la Meditación bajo la mirada de María, nuestra Madre y nuestra Guía. AMÉN.
Emilio Castrillón
MATER CHRISTI
Madrid - España
Buenos días en el DÍA DEL SEÑOR.
Ya hicimos mención la pasada semana del final del AÑO LITÚRGICO, pues el próximo domingo será el último de este Año Litúrgico celebrando la SOLEMNIDAD DE JESUCRISTO REY DEL UNIVERSO.
Normalmente no suele gustar el final de las cosas, aunque haya alguna que si apetece verlas el final.
Pero lo cierto es que TODO tiene su fin en este mundo por el que peregrinamos; todo tiene una última vez para la que debíamos estar vigilantes y que no nos sorprenda.
Es importante prepararse para esta Celebración de la culminación del Año Litúrgico, repasando cómo lo hemos vivido.
Son múltiples las preguntas que podemos hacer. A título de ejemplo propongo alguna.
La Celebración de los Misterios de nuestra FE CATÓLICA a lo largo de este año, nos han ofrecido multitud de Gracias. ¿Las he aprovechado?
La participación en la Santa Misa dominical, es un deber para todos los Católicos. ¿He participado en la Santa Misa, no sólo como cumplimiento, sino como Acto de Encuentro y Amor con Cristo y con los Hermanos?
Asimismo, debemos cumplir con el llamado precepto Pascual: confesar y comulgar al menos una vez al año, ¿...?
Y finalmente, podríamos considerar todo lo que es una vida cristiana frente a una vida pagana, que es la que prevalece tantas veces en nuestro mundo y particularmente en nuestro tiempo.
No dejemos pasar estos días sin reflexionar y poder rectificar y reparar todos los errores del AÑO CRISTIANO que se acaba.
¿Cómo? Con una buena Confesión en el 'trono de la Misericordia Divina', esto es el confesionario, que el Señor Jesucristo ha dicho que siempre allí nos ESPERA.
En tanto nos decidimos a vivir y aprovechar las oportunidades que se nos ofrecen, recemos por todas las necesidades de los Hermanos de la Casa de la Madre y Guía. AMÉN.
Emilio Castrillón
MATER CHRISTI
Madrid - España
Buenos días.
A la base de toda vida humana están sus CREENCIAS.
La persona se conduce en base a lo que realmente CREE, aunque en gran parte de las veces no sea su CREENCIA más profunda la que prevalezca en sus conductas.
La sociedad actual, con todas sus características y las posibilidades que ofrece, condiciona a la persona para que sus CREENCIAS espirituales, más íntimas y fundamentales, queden eclipsadas o aparcadas por otras "creencias" más inmediatas que tienen que ver con valores más de tipo puramente humano y material.
Toda esta situación ayuda a que la persona no tenga ENCUENTROS consigo misma, tanto en relación con su intimidad como en sus sentimientos más profundos. La inmediatez de los acontecimientos la arrastran a una vida superficial, en la que aparecen 'dioses' que se siguen, y no pocas veces hasta con avidez ciega.
La gran pregunta es: YO, ¿en quién o en qué creo?
¿En el Dios y Padre de Nuestro Señor Jesucristo?
O, ¿aún creyendo básica y fundamentalmente en el Dios, Uno y Trinitario: Padre, Hijo y Espíritu Santo, no queda eclipsado con bastante frecuencia por otros "dioses" que como tales me construyo al hacer prevalecer tantas actitudes, comportamientos o sentimientos que se anteponen moralmente, e incluso físicamente, a los principios de la FE, que se me fueron dados y que acepté libremente?
Hermanos, hemos de contestar con más frecuencia de la que supongo o creo, a la pregunta apuntada: YO, ¿en quién o en qué CREO?
Bien, CREO en Dios, pero, ¿vivo ajustado a su Divina Revelación, a todo cuanto manifestó al Pueblo de Israel en el Antiguo Testamento, y luego a lo que su Hijo Jesucristo me enseñó que está en los Evangelios, y ahora, siguiendo las mociones del Espíritu Santo?
No DEMOREMOS el conocer la situación personal, porque me atrevo a afirmar que cuando no está consolidada la CREENCIA EN DIOS, con reflejo real en la vida cotidiana, somos títeres del Maligno por medio de mil caminos de pecado y muerte espiritual.
¡Qué gran oportunidad tenemos al estar en el MES DEL ROSARIO para acogernos a María, nuestra Madre y nuestra Guía, que nos ayude y lleve a VIVIR según el PRIMER MADAMIENTO: "AMAR A DIOS SOBRE TODAS LAS COSAS".
En el espíritu de esta REFLEXIÓN, recemos con FE Y ESPERANZA, por todas las necesidades de los Hermanos de la Casa de la Madre y Guía. AMÉN.
Emilio Castrillón
MATER CHRISTI
Madrid - España
Buenos días.
"Padre nuestro que estás en el Cielo..."
Con esta exclamación se comienza la Oración que nos enseñó el Señor Jesucristo, el Padrenuestro.
Llamamos la atención a Dios para que nos escuche y hacemos confesión del lugar del trono de su Reino: El Cielo.
Con esta exclamación expresamos también todo el Poder y la Gloria de Dios, Señor del Universo, al tiempo que nos pone en la situación de DIÁLOGO con el Padre Dios, pues le pedimos que ESCUCHE las necesidades que tenemos de su Gracia y de su Bendición.
Y ya, seguidamente hacemos la primera petición: "Santificado sea tu Nombre".
El Nombre de Dios manifiesta todo el SER, todo el PODER y toda la GLORIA de Dios, que reconocemos sus hijos.
Vemos que el primer mandamiento de la Ley de Dios es "AMAR a Dios sobre todas las cosas", y el segundo "No tomar el NOMBRE DE DIOS en vano".
Por tanto, podemos darnos cuenta de la importancia de esta primera petición con la que queremos y pedimos que el NOMBRE DE DIOS sea SANTIFICADO, porque si bien es verdad que es SANTO, tres veces SANTO, es necesario que sea "santificado" por toda la creación, puesta en las manos de los hombres, así como por todas las demás creaturas.
Le pedimos a Dios que mire con Bondad a toda la humanidad, a todos los vivientes y a toda la creación, para que con su Misericordia infinita mantenga en su AMOR a todos y a todas las cosas.
REFLEXIONEMOS como procuramos hacerlo cada día, hoy viendo nuestra actitud y responsabilidad frente al NOMBRE DE DIOS.
¿Somos AMANTES de su GLORIA?
¿La RECONOCEMOS y la CONFESAMOS?
¿SANTIFICAMOS su Nombre?
Llenos de ILUSIÓN ante el nuevo día que el Señor nos ha dado, recemos con Fe y Esperanza por todas las necesidades de los Hermanos de la Casa de la Madre y Guía. AMÉN.
Emilio Castrillón
MATER CHRISTI
Madrid - España
Buenos días en la FIESTA DE SAN BENITO.
San Benito de Nursia es el Padre del Monacato de Occidente.
Su figura se eleva por encima del paso del tiempo, pues desde el siglo VI que vivió, se mantiene toda su vida y su obra en un gran esplendor.
Su Regla Monástica, además de dictar la forma de vida de los monjes Benedictinos, es un libro digno de ser leído por su espiritualidad, que puede ayudar y mucho a los que vivimos en el mundo si sabemos leerlo con la lógica de nuestro propio estado de vida.
En el Cap. IV de la Regla, describe los 'Instrumentos de las buenas obras' con los que el monje ha de mantenerse en el SERVICIO DIVINO al que se ha consagrado de forma muy concreta y singular.
Os recomiendo su lectura como material de meditación en la oración personal.
Consideremos nosotros también, cómo hacemos de nuestra vida una entrega a Dios en el mundo, e igualmente al Servicio total de Él, pues no debemos olvidar el Primer Mandamiento: AMAR A DIOS SOBRE TODAS LAS COSAS.
Que San Benito nos alcance la gracia de una sensibilidad especial, capaz de ser dignos testigos de CRISTO RESUCITADO como él lo fue.
Las necesidades de los Hermanos de la Casa de la Madre y Guía, esperan hoy también tu oración de intercesión. AMÉN.
Emilio Castrillón
MATER CHRISTI
Madrid - España
Buenos días en el XI DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO
Conviene recordar con frecuencia el significado del DÍA DEL SEÑOR y la respuesta que estamos llamados a dar los fieles católicos.
Si bien es verdad que el TERCER MANDAMIENTO nos pide SANTIFICAR LAS FIESTAS, no es menos cierto que a los fieles nos ha de motivar el AMOR A DIOS para dedicar el Domingo a la ADORACIÓN al Señor y a la ORACIÓN, teniendo el lugar central la participación en la CELEBRACIÓN de la SANTA MISA.
En este tiempo tan secularizado que nos está tocando vivir, nuestra sociedad nos ofrece infinidad de SUGERENCIAS para llevarnos por caminos del mundo, tan alejados, la mayoría de ellos, de lo que son los verdaderos caminos de la FE, los auténticos caminos del Evangelio.
Por ello hemos de tomar una DECISION RADICAL a la hora de planificar o plantear qué hacer el DOMINGO.
Lo primero, el tiempo que hay que DEDICAR AL SEÑOR, con la asistencia a la Santa Misa, y los espacios de Adoración y de Oración.
Y a partir de aquí la atención a las cosas más convenientes, dentro de las exigencias del AMOR A DIOS que evita toda participación en actividades propias del muy denunciado por el Papa Francisco, "ESPÍRITU de MUNDANIDAD".
Siempre conviene REVISAR cómo se están haciendo las cosas, para darle el punto de VIRTUD que sea preciso, y poder conseguir avanzar por el camino en el que todos nos hemos de encontrar: la SENDA de la SANTIDAD.
Que, María, nuestra Madre y nuestra Guía, nos ayude a VIVIR este DIA DEL SEÑOR al agrado de la SANTÍSIMA TRINIDAD.
Como cada día, nos queda rezar por todas las necesidades de los Hermanos de la Casa de la Madre y Guía. Hagámoslo con Fe y Esperanza. AMÉN.
Emilio Castrillón
MATER CHRISTI
Madrid - España
Buenos días.
Necesariamente un cristiano es amante de la VERDAD, pues sólo cuando la persona es VERAZ no necesita tener que guardar en la memoria lo que dice, para posteriormente no caer en contradicción.
La MENTIRA, que es lo contrario a la VERDAD, induce al ERROR, porque busca FALSIFICAR la realidad; busca FINGIR, porque necesita APARENTAR lo que no es.
En definitiva, no hay algo tan transparente y tan limpio como es la VERDAD.
Recuerda cómo se autodefinió el Señor Jesucristo: "Yo soy el Camino y la Verdad y la Vida" (Jn 14,6)
REFLEXIONA si eres amante de la VERDAD, o con relativa facilidad flirteas con el error y la mentira.
Y aunque supongo que no lo has olvidado, el octavo mandamiento de la Ley de Dios dice: NO DIRÁS FALSO TESTIMONIO NI MENTIRAS.
Eleva ahora tu corazón a Dios en una plegaria humilde, para pedir bendición y gracia para todas las necesidades de los Hermanos de la Casa de la Madre y Guía. AMÉN.
Emilio Castrillón
MATER CHRISTI
Madrid - España
MES DE MARÍA. Buenos días.
Sigamos, de la mano de NUESTRA SEÑORA DEL SILENCIO, considerando nuestros SILENCIOS.
Uno verdaderamente transcendental en la vida de la persona, es el SILENCIO CON DIOS.
Es extraordinariamente importante cuando nos entregamos a la Oración de Contemplación o a la Meditación, particularmente de los textos sagrados; en fin, cuando deseamos ponernos a la ESCUCHA DE DIOS.
No debemos olvidar las Palabras de Jesús, que ya hemos citado alguna que otra vez, "Tú, en cambio, cuando ores, entra en tu cuarto, cierra la puerta y ora a tu Padre, que está en lo secreto, y tu Padre, que ve en lo secreto, te lo recompensará" (Mt 6,6)
Si las personas supiéramos vivir con Dios en el SILENCIO del CORAZÓN, sin duda que seríamos más felices, porque le tendríamos sólo a Él y evitaríamos tantos errores, fracasos y búsquedas estériles de una felicidad que no existe fuera del AMOR DE DIOS.
No te canses de BUSCAR A DIOS en el SILENCIO DE TU CORAZÓN.
No te canses de luchar para que nadie ni nada te robe VIVIR el primer mandamiento de la Ley Dios: AMAR A DIOS SOBRE TODAS LAS COSAS.
Ni te canses de rezar como cada día por todas las necesidades de los Hermanos de la Casa de la Madre y Guía. AMÉN.
Emilio Castrillón
MATER CHRISTI
Madrid - España
Buenos días en este SEGUNDO DOMINGO DE CUARESMA.
Dentro del gozo de Celebrar el día del Señor, el TRIUNFO de CRISTO sobre el pecado y sobre la muerte, hemos de proseguir, con Fe, Pobreza y Humildad, la Jornada Cuaresmal camino de la PASCUA, como ya hemos referido en días pasados.
Os invito a FIJAROS en el Evangelio de San Marcos 9,2-10, que se proclama en la Santa Misa de este II Domingo.
En concreto cuando dice: "Entonces se formó una nube que les cubrió con su sombra, y vino una voz desde la nube: "ESTE ES MI HIJO PREDILECTO, ESCUCHADLE"
Es el PADRE DIOS que manifestó a su UNIGENITO HIJO, con una EXIGENCIA clara y diáfana: ¡¡¡ESCUCHADLE!!!
En la vida de cualquier Católico es muy importante y trascendente la relación PERSONAL Y ÚNICA con el PADRE DIOS.
Pues en todo momento, es bueno considerar la relación personal que se está manteniendo con la SANTÍSIMA TRINIDAD, y con cada una de sus TRES PERSONAS, pues en definitiva es el NÚCLEO y la RAZÓN de nuestra FE.
Hoy se nos muestra esta DEMANDA de DIOS PADRE para ESCUCHAR a su HIJO.
No es ninguna SUGERENCIA.
Tampoco es una INVITACIÓN.
Ni tan siquiera, un CONSEJO.
Es, sencillamente, una EXIGENCIA, un MANDATO, que tiene todo el SENTIDO, pues el Señor Jesús es el que nos ha de llevar al PLENO CONOCIMIENTO del AMOR DE DIOS y también de su REINO.
Hoy URGE REFLEXIONAR acerca de CÓMO ES la relación personal con DIOS nuestro PADRE.
REFLEXIONAR, asimismo, sobre la OBEDIENCIA personal al PADRE.
EXAMINAR, en definitiva, los tres primeros MANDAMIENTOS de la LEY DE DIOS.
¿Los recuerdas...?
Amar a Dios sobre todas las cosas.
No tomar el Nombre de Dios en vano.
Santificar las Fiestas.
¿Tienes claro lo que te PIDEN en el AMOR estos tres Mandamientos?
¡Qué apasionante es sentirse AMADO POR DIOS!
Recemos ya, como cada día, por todas las necesidades e intenciones de los Hermanos de la Casa de la Madre y Guía. AMÉN.
Emilio Castrillón
MATER CHRISTI
Madrid - España
Buenos días.
¿Será verdad esto, que 'la mentira más común es aquella con la que uno se engaña a sí mismo'?
Desde luego, lo que si parece claro es que cuando la persona se convence que las cosas deben ser de alguna manera concreta, lo eleva a la categoría de CERTEZA, y a partir de aquí, aquello es VERDAD, esté como esté, sea o no de una manera lógica y veraz.
Es una cualidad un tanto generalizada en las personas: La capacidad de distorsionar las cosas según el propio interés o según los objetivos que se quieran alcanzar, por encima y más allá de toda valoración MORAL previa.
Lo que también es cierto que el octavo mandamiento: "No decir falso testimonio ni MENTIR", no parece fácil observarse como realidad objetiva, en el general comportamiento de las personas.
Pues ya está. ¿Cuál es tu relación con la MENTIRA?
¿Ha llegado en ti a ser tan habitual, que no la valoras ya como un serio pecado?
Porque, ¿Tu crees, de verdad, que puede haber mentiras a las que no les alcance la responsabilidad del octavo mandamiento?
Dada la sociedad y la situación en la que vivimos, bien merece una REFLEXIÓN propia e íntima, intensa y sincera. No dejes pasar la oportunidad.
Que ahora, no haya MENTIRA en nuestra oración por las necesidades de los Hermanos de la Casa de la Madre y Guía. AMÉN.
Emilio Castrillón
MATER CHRISTI
Madrid - España
Buenos días en el DÍA DEL SEÑOR.
Hemos comentado ya en otras ocasiones de la importancia del DOMINGO, para la vida de cualquier Católico.
Sabemos que el DOMINGO actualiza la RESURRECCIÓN DE CRISTO; ya, sólo por ello, tiene una gran importancia.
Pero, además, el Tercer Mandamiento de la Ley de Dios nos manda SANTIFICAR LAS FIESTAS.
Y el Primer Mandamiento de la Santa Madre Iglesia, nos pide OIR MISA TODOS LOS DOMINGOS Y FIESTAS DE GUARDAR.
Pues bien, aún teniendo en cuenta todo esto, hay una CLAVE que, si la tuviéramos en cuenta, entenderíamos mejor EL SENTIDO DEL DOMINGO.
La CLAVE ES ¡DIOS!: que en el Domingo tiene que ser el CENTRO DE LA VIDA DEL CREYENTE, directa e indirectamente.
TODO lo que hagamos hoy y cualquier DOMINGO, que sea Por Él, Con Él y Para Él.
TODO para GLORIA DE DIOS PADRE, en su HIJO JESUCRISTO y con el Amor del ESPÍRITU SANTO.
Te invito de todo corazón: Prueba la verdadera FELICIDAD ESPIRITUAL.
En esta CLAVE, también, rezamos hoy por todos los Hermanos de la Casa de la Madre y Guía, por sus intenciones y por sus necesidades. AMÉN.
Emilio Castrillón
MATER CHRISTI
Madrid - España
Buenos días Hermanos.
Hoy, Día del Señor, viene muy bien recordar y considerar el Tercer Mandamiento de la Ley de Dios: SANTIFICARÁS LAS FIESTAS.
El Catecismo nos dice: "El tercer mandamiento del Decálogo proclama la santidad del sábado: El día séptimo será día de descanso completo, consagrado al Señor"
(Punto 2168)
Jesucristo resucitó de entre los muertos "el primer día de la semana". Para los cristianos vino a ser el primero de todos los días, la primera de todas las fiestas, el DIA DEL SEÑOR
(Punto 2174)
Como hemos tenido ocasión de recordar, cumplir, mejor VIVIR el TERCER MANDAMIENTO, supone:
1. Tener conciencia de que el Día del Señor, es SOLO DEDICADO al Señor.
2. La Iglesia pone en el centro del Día del Señor, la ASISTENCIA a la Celebración de la SANTA MISA.
3. SANTIFICAR LAS FIESTAS, es dedicar también el Día del Señor, a ATENDER en CARIDAD, en el AMOR DE DIOS, las OBLIGACIONES más importantes que cada uno tiene: esposos, hijos, padres, y otras Obras de Caridad y de Misericordia, que habitualmente no se pueden atender adecuadamente en los otros días.
4. Sin olvidar, ni obviar, un tiempo de ese día que deberíamos tener para la INTIMIDAD CON DIOS, a través de la oración y de la meditación.
El DÍA DEL SEÑOR ha de ser un día de plenitud en nuestra vida, porque es Cristo el que nos lleva al encuentro con Dios Padre, en el Espíritu Santo.
En nuestras manos está SER FELICES.
Y, como cada día, también el Día del Señor, pidamos con insistencia las gracias que necesita cada uno de los Hermanos de la Casa de la Madre y Guía. AMÉN.
Emilio Castrillón
MATER CHRISTI
Madrid - España
SAN JOAQUÍN Y SANTA ANA, Padres de la Virgen María.
Buenos días, esta es la Fiesta que nos presenta hoy la Iglesia.
Desde hace unos años, se veneran a estos Santos también como Patronos de los Abuelos, y en esta época en la que tanto hacen por ayudar a hijos y nietos, bien merecen una oración y un reconocimiento, pues muchos Abuelos están dando, no solo lo mejor de sí mismos, sino que lo hacen incluso con gran entrega, renuncia y sacrificio, teniendo en cuenta las edades avanzadas de muchos, y las limitaciones de todo tipo.
También son dignos de la misma oración y reconocimiento, otros Abuelos que se encuentran en una situación más difícil por razón de su ancianidad u otras circunstancias, que solo ahora les permiten vivir con Paz en una ENTREGA simplemente distinta.
En todo caso, y en aras de Cuarto Mandamiento de la Ley de Dios, TODOS LOS MAYORES merecen el amor, el respeto y la solicitud por ellos que sea necesaria.
Con este reconocimiento y oración por los Abuelos, pidamos a SAN JOAQUÍN Y a SANTA ANA que nos ayuden, a todos los Hermanos de la Casa de la Madre y Guía, según nuestras edades y situación, a vivir al estilo de Jesucristo en su entrega total a la Voluntad del Padre, de lo que fueron precursores sus ABUELOS, SAN JOAQUÍN Y SANTA ANA. AMÉN.
Emilio Castrillón
MATER CHRISTI
Madrid - España
Buenos días
Hace varios meses que comencé a comentar los Mandamientos de la Ley de Dios, quedando alguno sin haberlo referirlo.
Uno de estos fue el Primero: AMAR A DIOS SOBRE TODAS LAS COSAS.
Es curioso que generalmente las personas dicen que con este Mandamiento no hay problema, porque ¿quién hay que no AME A DIOS?
Ciertamente, cualquier buen creyente Ama a Dios, pero ¿LO AMA SOBRE TODAS LAS COSAS?
Esta es la clave: "Sobre todas las cosas", y es lo que hay que reflexionar a fondo, si no queremos llevarnos sorpresas algún día.
Cuando los egoísmos o cualquier tipo de interés, no precisamente edificante, lo hacemos CENTRO del corazón, ya no está mi Amor a Dios por encima, no es el AMOR PRIMERO; queda relegado a todas esas COSAS que de forma prioritaria mantienen la atención personal.
Jesús ya avisa en el Evangelio, Mt 6,19-21: "...donde está tu tesoro, ahí también está tu corazón"; por tanto, si el corazón no está en Dios como el mayor tesoro que cabe imaginar, no se puede decir que se cumpla este primer mandamiento.
Nadie ni nada podemos anteponer al AMOR DE DIOS.
Y es más, si somos capaces de vivir con toda responsabilidad este AMAR A DÍOS SOBRE TODAS LAS COSAS, todas las demás cosas serán mucho más favorables y gratificantes para la persona, y la atención, y hasta el AMOR a los otros, será mucho más auténtico.
Revisemos NUESTRA VERDAD frente a este Primer Mandamiento.
Y ahora, ya nos esperan las necesidades de los Hermanos de la Casa de la Madre y Guía, para que recemos por ellas. AMÉN.
Emilio Castrillón
MATER CHRISTI
Madrid - España
Buenos días Hermanos de la Casa de la Madre y Guía.
Consideremos hoy el décimo mandamiento: "No codiciarás los bienes ajenos".
La CODICIA es un desorden excesivo de conseguir riquezas.
Algo muy natural y hasta laudable, es que las personas tengan aspiración a conseguir bienes que favorezcan el bienestar familiar, personal, etc., pero lo que ya NO ES LÍCITO es que se desee y se busque desde la ENVIDIA lo que tiene el otro, que, por otra parte, la mayoría de las veces no se puede conseguir; lo cual viene a agravar las cosas, porque se desatan otros males morales, por ejemplo la envidia, que ya he citado más arriba, la avaricia y otros.
También puede ser causa de llegar a cometer INJUSTICIAS, al pretender conseguir desordenadamente y con cualquier mala acción los propios bienes ajenos que se codician.
Este Mandamiento viene a complementar el NOVENO mandamiento, que como sabemos tiene que ver con los deseos y pensamientos impuros en relación con la mujer del prójimo, o el hombre de la prójima.
Vivimos en tiempos de mucha desorientación moral y espiritual, y si no hacemos el firme propósito de FORMAR BIEN LA CONCIENCIA, no sabremos vivir como Dios quiere y nos pide, no sabremos enseñar a los que están tan desorientados y hasta perdidos en las exigencias del AMOR de Dios, y por todo ello, dejaremos mucho que desear en el orden de la calidad de nuestra FE.
El resto de tus Hermanos de la Casa de la Madre y Guía, esperan tu Oración por ellos, no tardes. AMÉN.
Emilio Castrillón
MATER CHRISTI
Madrid - España
Buenos días.
El quinto mandamiento: NO MATARÁS, plantea varios matices que se deben tener en cuenta.
Es muy común escuchar a las personas cuando se les invita a ir a la confesión que digan: "no tengo pecados, no robo ni mato..."; pero está claro que este quinto mandamiento no sólo se refiere a lo que es estrictamente 'matar', quitar la vida, tiene otras variables muy significativas.
En el orden personal, obliga a cada uno a velar por su propia vida, y cuidar su salud con seriedad y responsabilidad. Cuando no lo hace así incurre en falta o pecado contra este Mandamiento, porque de alguna manera estará deteriorando su vida y exponiéndola, cuando menos, a una 'muerte parcial', y con el tiempo..., Dios sabrá!
En otra variable está lo que supone hacer serio daño a otra persona, robándole la fama, creando sobre su persona el descrédito, el desprestigio, etc., que de alguna forma "mata", porque puede ser también un atentado grave a su persona por la difamación, la murmuración, etc.
En definitiva, todos bien debemos hacer un examen serio de los propios sentimientos y comportamientos, con los demás y consigo mismo.
Resulta triste ver la frivolidad que se vive en el mundo, cuando tienes la ocasión como yo en estos días, de constatar por dentro la seriedad y la responsabilidad con la que se toman la vida estas mujeres dentro del Claustro.
Qué contraste!!!
Por eso os animo, me animo a mí mismo, ha mirar hacia Dios con la mayor rectitud de intención y sinceridad de corazón que seamos capaces.
Hermanos de la Casa de la Madre y Guía, no dejemos a los Hermanos sin nuestra oración intercesora por sus necesidades. AMÉN.
Emilio Castrillón
MATER CHRISTI
Madrid - España
Buenos días.
Conocemos que los Mandamientos de la Ley de Dios son diez, y aunque sea en la brevedad de estas meditaciones, os animo a que nos ayudemos a AMARLOS un poco más que lo hacemos.
Cuando se vive en el AMOR DE DIOS, se hace según su LEY, la que entregó a Moisés en el Sinaí (Ex 31,18), y de la que Jesús dijo que no "había venido a abolir la Ley y los Profetas, sino a darles plenitud" (Mt 5,17ss.)
Si aprendemos a AMAR los Mandamientos de la Ley de Dios, seguro que viviremos en el deseo y decisión de cumplirlos, y, además, de ayudar a los demás a que hagan lo mismo.
Sabéis que los tres primeros Mandamientos se refieren a preceptos para con Dios, y los siete restantes a preceptos con el hombre, bien con el respeto y amor así mismo, o con el mismo respeto y amor a las demás personas.
Hoy nos fijamos en el Segundo Mandamientos: NO TOMARÁS EL NOMBRE DE DIOS EN VANO.
Es lastima escuchar a la personas hablar de Dios de las formas más despectivas, y no digamos cuando se hace con blasfemias, que vienen a constituir en la mayoría de las veces, por no decir todas, en verdaderos pecados mortales.
Pero hay otras múltiples ocasiones que por el camino de las palabras OCIOSAS también se "toma el Nombre de Dios en vano".
Y si tristísimo es lo primero, no digamos esta segunda forma que en la mayoría son por situaciones u ocasiones un tanto absurdas, necias, tontas, irreflexivas e incluso, torpes.
Como siempre deberemos hacer examen de conciencia en sus, al menos, dos dimensiones
1. Ver si verdaderamente ofendemos a Dios "tomando su Nombre en Vano", sea de la manera que sea.
2. Distinguir qué tipo de ofensa se le habría hecho o se le haría a Dios con alguna frecuencia, viendo la responsabilidad moral, para el arrepentimiento necesario, y la confesión si fuera necesaria.
Hermanos de la Casa de la Madre y Guía, sigamos con gran ilusión creciendo en la propia vida espiritual, que es avanzar en la CONVERSIÓN de vida.
Todos esperamos TU ORACIÓN por nuestras necesidades. No dejes de hacer tan alta Caridad. AMÉN.
Emilio Castrillón
MATER CHRISTI
Madrid - España
MIÉRCOLES DE LA OCTAVA DE PASCUA
Buenos días, no es fácil mantenerse en las exigencias de la CARIDAD, y en cambio ahí está el gran mandato de Cristo en la Última Cena a los suyos, tú y yo también: "Os doy un MANDAMIENTO NUEVO: Que os améis los unos a los otros como Yo os he amado" (Jn 13,34)
El poeta William Blake escribió que "es más fácil perdonar a un enemigo que perdonar a un amigo".
Qué os parece?
Puede ser esto así?
Tenéis alguna experiencia propia o ajena que confirme esta afirmación?
Si ya PERDONAR es un reto, en la exigencia que es de la CARIDAD, ya me diréis cómo es posible perdonar antes a un enemigo que a un amigo, familiar, compañero, etc.
Feliz día de la OCTAVA DE RESURRECCIÓN.
Y no olvidéis de rezar por los Hermanos de la Casa de la Madre y Guía. AMÉN.
Emilio Castrillón
MATER CHRISTI
Madrid - España
Buenos días Hermanos de la Casa de la Madre y Guía.
En la Profesión de FE (Credo), afirmamos: "Creo en Dios Todopoderoso, creador del cielo y de la tierra".
Y, sin duda, es verdad que creemos en Dios, pero permitirme que plantee alguna pregunta.
Crees en verdad que Dios es tu Padre?
Tú le sientes como tú Padre (Papá) que es?
Tu acudes a Él con la confianza filial que necesitas, o le sientes como un ser lejano?
Creer en Dios Padre Todopoderoso, supone dos cosas:
• Primer mandamiento de la Ley de Dios "AMAR A DIOS SOBRE TODAS LAS COSAS"
O sea, amarle sobre TODO lo que puede haber en los sentimientos, en los pensamientos, en los deseos, en cualquiera de los amores legítimos de este mundo.
Amarle por encima de todos y de todo.
• Evangelio de San Mateo 6,6: "Tu, en cambio, cuando ores, entra en tu cuarto, cierra la puerta y ora a tu Padre, que está en lo secreto, y tu Padre, que ve en lo secreto, te recompensará".
He aquí la gran clave para una relación personal, íntima y tierna con Dios Padre, al que tanto le interesa tu vida y todas, todas tus cosas.
No lo dudes.
Y compruébalo cuando quieras en el secreto de tu corazón.
Feliz día con Dios nuestro Padre, mientras le decimos: Padrenuestro que estas en el cielo, santificado sea...
Emilio Castrillón
MATER CHRISTI
Madrid - España
Buenos días en la Festividad de San Mateo.
Qué se gana con la mentira?
Que no te crean cuando dices la verdad, respondió Aristóteles a la pregunta que le habían hecho.
Cuánto cuesta cumplir el octavo mandamiento, cuando, además, nos engañaron con lo de las "mentiras piadosas"
FELIZ DÍA!!!
Emilio Castrillón
MATER CHRISTI
Madrid - España
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