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Mater Christi, Meditaciones Diarias | por Emilio Castrillón Hernández

  • Meditación del día:

Buenos días.

El Santoral de la Iglesia Católica está lleno de mujeres y hombres que nos precedieron en la Fe, siendo grandes testimonios de vida cristiana.
Hoy, por ejemplo, nos trae a San Benito José Labré, que se destacó por su profunda oración, humildad, pobreza y penitencia. Servidor de pobres y moribundos. Nació el 26 de Marzo de 1748 en Amettes, Francia, murió en Roma el 16 de abril de 1783.

Lo deja todo, después de haber intentado vivir en varios Monasterios de Cartujos y Cistercienses sin que fuera posible lograrlo, para vivir como mendigo dedicado a la oración. Se conoce por su director espiritual que desde pequeño tenía una inclinación a la oración y la mortificación.

Durante su estancia en Sept-Fonts, último Monasterio que probó y que hubo de abandonar por problemas de salud, fue gran ejemplo para toda la comunidad por su humildad y exactitud en la observancia de la vida monástica. Una vez recobrada su salud, tuvo una iluminación interior en la que entendía que era la voluntad de Dios que dejara su país, su familia y sus posesiones para vivir una vida de mortificación en medio de la gente y no en un claustro. Durante el resto de su vida nunca dudó que ésta fuera la voluntad del Señor.
Benito sometió esta inspiración a su confesor quien le aconsejó seguirla sin preocupación.

Benito empezó sus peregrinaciones vistiendo un abrigo viejo, con un rosario en el cuello y otro entre sus dedos y con sus manos abrazando un crucifijo que llevaba al pecho. En una bolsa pequeña llevaba una copia del Nuevo Testamento, un breviario que recitaba diariamente, y una copia de la Imitación a Cristo. La única ropa que tenía era la que llevaba puesta. Dormía al aire libre y en el suelo. Se procuraba la comida ya sea del basurero o sobras que recibía. Nunca pidió limosna y si la recibía usaba una pequeña cantidad y lo demás lo repartía entre los demás pobres.

Benito era no solo estricto en su pobreza sino también en su comportamiento, hablaba raramente y la mayoría del tiempo permanecía absorto en la meditación. Pasaba días enteros rezando en las iglesias y estaba tan absorto que perdía noción de sus alrededores.
Benito José acudió por última vez a Misa en su Iglesia favorita, Santa María dei Monti, el miércoles de Semana Santa. Al salir de la iglesia se desvaneció ante la mirada sorprendida de la gente de entre la cual un carnicero se apresuró a llevarse al Santo a su casa.

Después de recibir los sacramentos Benito José Labré murió el 16 de Abril a las ocho de la noche y la noticia se divulgó de inmediato por las calles, "el Santo murió". El entierro fue en la iglesia de Santa María dei Monti donde en vida permanecía muchas horas contemplando a la Madona y donde todavía hasta hoy permanecen sus restos. Después de su muerte, muchos milagros se han concedido por la intercesión de Benito José. Su director espiritual relata que hay alrededor de 136 milagros certificados. Benito José Labré, el "Santo Mendigo de Roma" fue canonizado por el Papa León XIII el 8 de Diciembre de 1881. AMÉN.


Emilio Castrillón
MATER CHRISTI
Madrid - España



Meditaciones: Consejos Evangélicos

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